“Los Cuatro Fantásticos”: una historia de amistad
Hay un grupo, dentro de la institución de Bomberos, que ha quedado en la historia por su trabajo, por su compromiso y también por haber forjado una amistad indestructible, que ha trascendido al cuartel y los ha hecho grandes compañeros de vida.
Miguel Orol, Abel Alcázar, Osvaldo Carmisciano y Daniel Arce han estado (y lo siguen haciendo) durante más de 40 años vinculados a la entidad, trabajando como si fueran uno solo.
Para este especial, quien dejó su mensaje fue Abel Alcázar, uno de los símbolos de Bomberos, quien había sido jefe del cuerpo activo durante una década.
En ese marco repasó algunas de sus vivencias y puso en valor a este grupo, que ha trabajado de manera mancomunada por la institución.
“Lavalle 140 fue, es y seguirá siendo mi segunda casa. Con catorce años, cuando ingresé, tuve a gente como Jesús Villalba (en ese momento, como jefe), quien fue el que nos formó y nos ordenó. Fue el padre sustituto en todo momento. ¡Si habremos renegado con Jesús…! Porque, cuando somos jóvenes, creemos que las sabemos todas. Pero, después, con los años, te das cuenta de que tenían razón en todo lo que nos decían”, rememoró Abel.
Hurgando en su memoria, se le vino un montón de recuerdos. “Vivimos todo en el cuartel. Vivimos el hecho de que al piso de la parte vieja lo hacíamos los sábados por las tardes, entre todos, cuando algunos bomberos hacían las tortas fritas. Mientras tanto, los demás, entre todos, hacíamos la mezcla. Aunque no sabíamos, pegábamos ladrillos. Se han hecho cosas que jamás en mi vida he hecho. En el cuartel pasaba eso. Eran otras épocas. No sé si eran mejores o peores; son distintas épocas”, evocó.
Enseguida, entre todo lo vivido, vienen los amigos a la mente de Abel. “Tengo a mis tres mejores amigos, con quienes desde hace 44 años tenemos una gran amistad. Son Mario Orol (quien me llevó al cuartel a los catorce años), Daniel Arce y Osvaldo Carmisciano. Y hay muchos más… Pero los tres amigos inseparables de mi vida, con los que he vivido cosas maravillosas (buenas y malas, porque he vivido de todo con ellos), son del cuartel; nacieron ahí”, recordó.
En el mismo sentido agregó: “Hemos vivido miles de anécdotas, maravillosas y tristes. ¡De todo…! Hemos viajado por toda la provincia representando a Bomberos de Lincoln. Siempre intentamos capacitarnos. Los chicos que están hoy lo siguen haciendo. Representamos a Lincoln de la mejor manera a nivel provincial. Cada vez que subo una foto a las redes sociales con Mario, con el ‘Cabezón’ Arce y con Osvaldo, es un gran orgullo que comente gente de General Rodríguez, de Suipacha, de Cabildo, de toda la provincia… Porque todos nos conocen y saben quiénes somos. Ni hablar de cuando subimos fotos con ‘Cabito’ (Rodolfo Cócaro), con quien he tenido 10.000 discusiones, pero siempre hemos llegado a un acuerdo para bien del cuartel”.
Entre las anécdotas, Abel repasó una muy especial, que tiene que ver con su hijo. “Nunca me voy a olvidar de cuando tenía a mi hijo (Juan Martín Alcázar) estudiando en Rosario, junto con ‘Pablito’ Amiano, y ellos seguían siendo bomberos también. Hubo un incendio en la esquina de las calles Virgilio Tedín y Rawson, en un taller. Hacía tiempo que no lo veía a mi hijo. Estábamos en pleno incendio y, cuando me di vuelta, el que estaba detrás de mí, agarrando la manguera, era él. Justo habían llegado. Sonó la sirena por una emergencia y nos encontramos en pleno incendio. Es un recuerdo maravilloso para mí”, resaltó.
“También pasamos cosas tristes, pero siempre estuvimos juntos. El cuartel es una gran familia. Como en todo, siempre hay algún problema; es indiscutible. Pero siempre hacemos todo para el bien de la institución. Y todos tenemos nuestras ideas. Los tiempos cambian, nosotros cambiamos, pero no tengo dudas de que Bomberos de Lincoln siempre va a ser excelentemente representado por los chicos que están hoy y por los que vendrán”, sostuvo Abel.
AMIGOS
Retomando el relato sobre la gran amistad que los une, Abel manifestó: “No tengo palabras para describir a cada uno. Son ‘fantásticos’. Vivimos de todo en el cuartel. Nacieron nuestros hijos mientras nosotros éramos bomberos. Éramos unos adolescentes cuando entramos en el cuartel. El más grande, Mario, era el que nos guiaba. Siempre lo cargamos, porque es un personaje incomparable, un amigo extraordinario, como los otros dos”, subrayó.
En la misma línea acotó: “En todo lo que diga de ellos, seguramente, me voy a quedar corto de palabras para halagarlos. Siempre nos protegimos los unos a los otros. A veces pienso que seguramente hay chicos que son amigos, pero no sé si de esa manera. Tal vez tienen amigos fuera del cuartel, o son dos o tres, pero la amistad que tenemos sobrepasa todo. Hemos discutido todos, pero no pasa un día y ya nos llamamos para decirnos ‘Me parece que estás equivocado’ o ‘Me equivoqué’. Y así arrancamos todo de nuevo”.
Abel también rememoró cuando estaba al frente del cuerpo activo y valoró el trabajo conjunto con sus grandes amigos. “En mi época de jefe, no podría haber estado durante diez años, si no hubiera tenido a un segundo jefe como Osvaldo y a unos amigos como Mario y Daniel, que fueron de fierro. Nos cubríamos permanentemente. Eran épocas en las que no podíamos salir del trabajo. Cuando se complicaba, siempre estábamos y cubríamos las cosas como corresponde. Como lo hacen ahora los chicos. Soy un agradecido a Dios y a la vida por haberme dado a estos amigos”, sintetizó.
Luego señaló: “Hablo de ellos porque somos de esa generación de los grandes. Pero detrás siguen muchos chicos. No quiero nombrarlos, porque me voy a olvidar de muchos. Pero lo bueno es que sigo yendo al cuartel, como en mi primer día, y sigo sintiendo como si fuera mi casa. Eso es lo bueno. Y es sobre lo que hablamos cada vez que nos reunimos los bomberos viejos de la provincia. Siempre les digo que, en mi cuartel, no se le cierran las puertas a la reserva… En mi cuartel seguimos siendo bomberos, hasta el día en que no estemos más. Siempre vamos a ser así”.
“Estoy orgulloso. Vestir la ropa de Bomberos es lo más maravilloso que puede haber, siempre, como se debe. Es un honor ponerte la ropa de Bomberos”, concluyó.