Sobre nosotros

Diario La Posta, desde el comienzo

La primera edición del La Posta salió a la venta el lunes 5 de julio de 2004, bajo el formato de semanario y con noticias locales distribuidas en ocho páginas. Aquella primera publicación fue el resultado parcial de un proyecto comunicacional que tuvo como creadores iniciales a los periodistas Jorge Riera, Carlos Blaiota y Germán López; y al diseñador gráfico Sergio Barbero.

Las reuniones antes del nacimiento

Riera, Blaiota y Barbero reconocieron haber mantenido contactos en sus etapas como estudiantes universitarios cuando residían en la ciudad de La Plata. Remarcando sus propias palabras, en varias oportunidades se “cruzaron en la calle” pero nunca hablaron sobre La Posta. Para fines de 2003, Riera, Blaiota y Barbero volvieron a radicarse en Lincoln. Ya instalados en su patria chica, el proyecto tuvo sus primeros cimientos. “Ya estando acá (Lincoln), nos encontramos y él (Blaiota) me contó que le habían ofrecido hacer un libro. Me propuso hacerlo en conjunto y yo acepté. Es el libro de ‘Tito’ Stéfano. En ese laburo encontramos cierta química y dijimos de hacer algo más. Ahí decidimos juntarnos con Germán López, que vivía en Buenos Aires. Yo lo conocía, era un tipo de confianza, emprendedor, y estaba bien económicamente. Nosotros no teníamos guita, entonces le podíamos pedir a él”, manifestó Riera. A esto agregó: “Con Carlos (Blaiota) empezamos a hacer suplementos para los clubes. Hasta que un día me lo cruzo a Sergio (Barbero). Él se había venido de Bariloche. Nos ponemos a charlar y él me cuenta que en Lincoln se estaban haciendo todas porquerías y que lo único que le gustaba era ‘Pasión Albirroja’. Así se llamaba el suplemento que hacíamos con Carlos (Blaiota) para el Club Rivadavia. Ahí lo invité a trabajar y él se arrimó. Ya éramos cuatro”.

Desde las primeras reuniones hasta la publicación de la primera edición, el trabajo central se basó en definir el estilo periodístico del semanario y en buscar alternativas para abaratar costos de impresión. Sobre los primeros pasos, Blaiota recordó: “Queríamos hacer un desarrollo más extenso y más claro de la información. Entre las ideas, desde el diseño estaba la de poner las fotos más grandes, desde otros planos. Buscamos que los títulos sean de otra manera, que peguen. Al principio eran ocho páginas. Y apostamos a un desarrollo más claro de la información”. Sobre las secciones con las que contaba La Posta en sus inicios, Blaiota indicó: “En ocho páginas no podíamos hacer muchas secciones. Siempre hubo dos generales, que fueron Actualidad y Deportes. Quizás dentro de Actualidad uno va haciendo otros desarrollos desde lo político, lo gremial, lo policial. Pero, con ocho páginas, no teníamos mucho espacio”.

Cómo surgió la elección del nombre

En cuanto a la elección del nombre, Riera explicó: “No me acuerdo cómo ni cuándo fue, pero recuerdo que me empezaron a caer justificaciones. Desde lo deportivo, por la organización que teníamos, había uno que siempre te pasaba la posta. Todos nos vamos dando la posta y el último es el lector. Cada etapa era una posta. Y también estaba la idea de que contábamos la posta de las cosas. Nos convencimos de eso. Eso también era una responsabilidad muy grande”. De esta manera, los cuatro fundadores del proyecto fueron encontrando coincidencias y un ritmo de trabajo que les permitió avanzar.

Resuelto el perfil periodístico, desde el diseño del logo, Barbero remarcó que “se buscaron formas de líneas rectas, básicamente para romper con la O de La Posta. Eso marcaba como un sello, el sello de que era posta. Se buscó por ese lado. Hay un calado y cuestiones estéticas del diseño que ayudaron a generar ese impacto a través de la O.

El logo fue realizado por el diseñador Sergio Barbero

Eso, desde el logo; después, el resto de la tipografía era más bien rígido. Para un diario fue un diseño innovador, porque generalmente (en Lincoln) se utilizan diseños standards”. Así se dieron nuevos pasos hacia delante. Ya definidos el nombre, la estética (diseño gráfico) y los contenidos editoriales, los pasos siguientes estuvieron relacionados con buscar alternativas y diseñar estrategias para sostener económicamente el proyecto. Los costos de impresión, la distribución, el valor de cada ejemplar, las suscripciones y establecer el precio para los anunciantes fueron cuestiones a resolver.

FINANZAS. Según contó Blaiota, “para arrancar con este proyecto, Germán (López) consiguió un préstamo. Consiguió 6.000 pesos. Con eso compramos la imprenta, que nos costó 1.500 pesos, y con el resto compramos el papel y los insumos. Eso nos permitió tener un piso para poder salir”.

Por su parte , Riera agregó: “La primera contra que tuvimos desde un comienzo fue la impresión, porque la hacíamos nosotros mismos. La primera edición del 5 de julio de 2004 terminó saliendo a las cinco de la tarde. Estuvimos desde las doce de la noche (del domingo) hasta las cinco de la tarde del día renegando, hasta que salieron 120 ejemplares. Llegamos a eso. Pudimos dar una respuesta y nos animamos para volver el domingo siguiente a insistir. La segunda vez salimos al mediodía y así fuimos achicando los tiempos”.

Entre las estrategias comerciales, los creadores de La Posta decidieron realizar “una prueba piloto”. En las semanas previas a la publicación del primer ejemplar difundieron noticias mediante un sitio web que crearon bajo el nombre de “lapostasemanal.com.ar”. En ese espacio virtual aseguraron haber encontrado una buena recepción de las notas, situación que los motivó a “acelerar” el lanzamiento en papel.

Otra de las decisiones importantes fue la de elegir el lunes como día semanal para imponer el producto. Esta determinación, en palabras de Riera, se fundamentó en que “vimos que lo que se consumía no era claro. De lo que pasaba un domingo no te enterabas hasta el martes. No había actualidad. Y elegimos el lunes, básicamente, por el deporte. Eso nos cerraba. Hoy parece una tontería, pero en aquel entonces la gente no se enteraba”.

Finalmente, en el boceto que luego se transformó en la primera edición de La Posta, en cada una de las páginas había entre dos y tres anunciantes, que en el 80 por ciento de los casos eran “amigos de Sergio (Barbero)”, pero cuya presencia simbolizó un apoyo y, al mismo tiempo, un entusiasmo extra para que el equipo de trabajo “saliera a la calle”.

Reacomodarse, cambiar y crecer

Desde aquel inicio con formato de semanario -del lunes 5 de julio de 2004- hasta su transformación en diario -del jueves 1 de junio de 2006-, La Posta sufrió importantes modificaciones. Los cuatro fundadores comenzaron trabajando cada cual desde su casa. Como cada uno de ellos tenía una computadora, las dos primeras adquisiciones fueron una imprenta y resmas de papel. Ya para fines de 2004, el proyecto comercial generó los réditos suficientes como para afrontar la decisión de alquilar un local. Ese costo no sufrió alteraciones en las finanzas. Al transformarse en bisemanario (lunes y jueves), La Posta aumentó los gastos de impresión, como así también los ingresos.

En definitiva, desde agosto de 2004 hasta agosto de 2007, durante tres años y por el valor de 1 peso, la sociedad de Lincoln tuvo a disposición las diferentes versiones de La Posta (semanario, bisemanario y diario). Además de la venta por unidad, el resto de los ingresos se completaron mediante suscripciones mensuales y publicidad. El activo en los balances siempre fue mayor que el pasivo por el esfuerzo de los trabajadores, quienes aceptaron “ganar poco y trabajar mucho”.

Ante los beneficios económicos acarreados por el cambio (de bisemanario a diario), Blaiota recordó: “Nos permitió tener la publicación de edictos. Sabíamos que siendo diario lo podíamos tener”. Pero las grandes sumas de dinero parecieran no haber existido por aquellos tiempos. Al respecto, Riera opinó: “En ese momento era poner y poner. Teníamos papel comprado, todo. El problema siempre fue que no nos llevábamos nada nosotros”. Sobre la misma etapa, Barbero agregó: “Algo que hicimos muy bien fue la suscripción. Eso se manejó muy bien. Desde el semanario hasta llegar al diario, siempre tuvimos una buena suscripción (venta y cobranza). Además sabíamos que había 40 o 50 personas que te iban a leer”.

Equipo de periodistas e impresión propia

También desde lo editorial, en junio de 2006, bajo su formato de diario, La Posta contaba con la siguiente organización interna: Sergio Barbero era el responsable del diseño y la diagramación; y en la redacción de noticias estaban Carlos Blaiota, Jorge Riera, Germán López, Virginia Fernández, Juan Cruz García y Juan Livio Biasussi (Deportes). En su local de Mitre 173, además de la redacción, también se atendía al público de 8 a 12 y de 17 a 20 horas. En el mismo lugar, con la coordinación de Blaiota y Riera, funcionaba el área de impresión y doblado del diario.

Sobre el esquema descrito, cabe remarcar que los seis integrantes de aquel entonces se encargaban de producir, escribir, editar, corregir, diseñar, imprimir, doblar y repartir el periódico durante los 365 días del año. Entre las disposiciones que marcaron el crecimiento del medio, la decisión de imprimir el diario por su propia cuenta derivó en una clara ventaja económica. Para imprimir el semanario se había comprado una máquina marca Cabrenta 55. En aquellos comienzos, tanto Blaiota como Riera recibieron la capacitación y el respaldo de don Océano Biagini y de su hijo Alejandro. Aquel apoyo sirvió y mucho. Si bien las tareas generaban retrasos y varios “dolores de cabeza”, con el tiempo se logró un trabajo aceptable.

A fines de 2005, gracias al aporte de Shoes Calzados de Biasussi, el equipo compró otra máquina de la firma Garaventa. El aprendizaje se tornó mucho más complejo, aunque fue un paso vital para seguir creciendo.

Tanto Blaiota como Riera reconocieron que, en aquellos comienzos, no tenían pensado imprimir, pero que al momento de analizar los costos se tuvo que tomar esa decisión. Según recordó Riera, cuando “no quedaba otra” que ponerse a trabajar en la impresión, “un día llegamos al diario (local de Mitre 173) y nos pusimos a dar vueltas alrededor de la máquina (Garaventa). La empezamos a limpiar, la armamos y la pusimos en marcha”.

En su afán de crecer, el grupo de trabajo se fue consolidando en base al esfuerzo y la autogestión. Desde el 1 de junio de 2006, el sueño de integrar un diario ya era una realidad para aquellos siete profesionales. No obstante, el proyecto aún no había hallado el marco legal que le proveyera tranquilidad. Pero esa falencia fue encontrando soluciones. A medida que pasó el tiempo, el grupo de trabajo se basó principalmente en dos pilares: la solidaridad para la realización de tareas y la autogestión como un camino a la consolidación de una fuente de trabajo.

Desde la organización de sus finanzas, socialmente el proyecto comenzó a posicionarse como una empresa pujante. Desde su primera aparición, La Posta diseñó y puso en práctica no sólo un proyecto comercial, sino también una forma de integración social.

Ingreso al cooperativismo

El ritmo de trabajo que adquirió el grupo y la buena recepción que comenzó a tener el diario generaron cierta estabilidad. Entre las características que siempre definieron al equipo, respetar el recurso humano estuvo entre los principales valores. El bienestar físico y emocional del compañero nunca dejó de ser una prioridad. De esta manera, con varios logros obtenidos, a los fundadores de La Posta no les resultaba cómodo el mote “empresarial” que muchas veces se les asignaba. Encajar definitivamente en el sistema económico y lograr identidad fueron los próximos objetivos.

En el camino de La Posta hacia el cooperativismo, Jorge Riera tuvo mucho que ver. Su evaluación constante sobre el grupo y su visión de futuro hicieron que un día, en Internet, ingresara a la página del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). Ese momento, esa visita al sitio, iba a generar cambios rotundos en la historia del medio. “Desde que fuimos sociedad de hecho, siempre la idea fue hacer repartos equitativos. Ninguno tuvo una cabeza de empresario. Ni los nuevos, ni los que estábamos. Siempre estuvo la idea de ser un mismo equipo. Hasta que, navegando en Internet, nos enteramos que desde el INAES les habían entregado unos premios a unos diarios cooperativos”, recordó Riera. Además agregó: “Periodísticamente veníamos siguiendo el crecimiento de ‘La Paz Supermercados’ (cooperativa de Lincoln), así que más o menos teníamos una idea. Empezamos a preguntar y enseguida nos contactamos con el diario ‘El Independiente’ de La Rioja. Les mandamos un mail y nos contestaron en seguida. Nos mandaron los estatutos y reglamentos y nos apoyaron. Personalmente me cerró por todos lados. Humanamente me pareció el sistema correcto”.

Para identificar fechas clave, el jueves 1 de junio de 2006, La Posta salió por primera vez a la calle en su versión de diario. Ese mismo año, el miércoles 7 de junio, Riera realizó el primer contacto con el diario “El Independiente” de La Rioja, que es el principal producto editado por la Cooperativa Periodística y Gráfica de Trabajo, Consumo y Vivienda Limitada (COPEGRAF Ltda.), cuya fundación fue el 9 de abril de 1971. Entre los datos que recibió Riera mediante correo electrónico, desde “El Independiente” le informaron que, para ser cooperativa, había que contar con un mínimo de diez trabajadores, de los cuales tres deberían integrar un Consejo de Administración con los cargos de presidente, secretario y tesorero.

A partir de junio de 2006, Riera fue el encargado de transmitirles a sus compañeros la información que le venían suministrando desde el diario riojano. Así, el resto del staff de La Posta comenzó a interiorizarse sobre los beneficios que podían obtener por el hecho de sumarse al cooperativismo.

COOPERATIVA. El acta constitutiva se realizó el 20, 21 y 22 de junio de 2007. En marzo de 2008, La Posta recibió la primera respuesta oficial confirmando el ingreso del expediente, a nivel provincial, en el Instituto Provincial de Acción Cooperativa (IPAC). Finalmente, el INAES emitió la aprobación definitiva el 8 de julio de 2008. El trascendental cambio en la vida del medio se exteriorizó por primera vez en la contratapa del martes 26 de agosto de 2008, confirmando que el diario era “editado por La Posta del Noroeste Cooperativa de Trabajo Limitada, Matrícula INAES Nº 33672, y cuyo Consejo de Administración estaba integrado por Jorge Manuel Riera (presidente), Sergio Daniel Barbero (secretario) y Christian Carlos Blaiota (tesorero)”.

ADICRA y FADICCRA. El viernes 24 de octubre de 2008, La Posta cumplió 1.000 ediciones y el lunes 1 de diciembre de ese mismo año se anunció el ingreso a la Asociación Diarios Cooperativos de la República Argentina (ADICRA). La entrada de La Posta en ADICRA se firmó el viernes 28 de noviembre de 2008 en el Sindicado de Prensa de Rosario (Santa Fe). Otro paso importante de La Posta se dio el viernes 6 de febrero de 2009, cuando, en Lincoln, representantes de medios y comunicadores cooperativos del país sellaron el acuerdo definitivo para la conformación de la Federación de la Asociación de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (FADICCRA).