Columnistas

LITERARTE. Momento de lectura y reflexión

El otoño nos dice cosas…

Otoño que llega para deshojar. 

Deshojar los cuerpos y los corazones rotos de deseo y desilusión. De abrazos no dados, de besos robados. Deshojar almas buscadoras para limpiarlas de lo que no le sirve, de lo que no conviene, de lo que no construye. Deshojar para vaciar. Llegarán las mañana lluviosas que regarán la tierra y las tardes soleadas que oreará el suelo y lo dejará listo para los nuevos brotes. 

Brotes de oportunidades, de nuevos encuentros,  de nuevos caminos, de nuevos desaciertos. 

De nuevos destinos. 

Lo bueno de esta vida es su ciclo. Es su capacidad de renovarse cada vez, sin rencor ni resentimiento. 

Sin olvido. Con memoria. 

No somos los mismos cada otoño, son distintas nuestras hojas que caen. 

No somos los mismos cada invierno, son distintas nuestras lágrimas convertidas algunas en escarcha. 

No somos los mismos en primavera cuando brotamos con fuerza de resurrección, con ojos nuevos, limpios de niebla. 

No somos los mismos después del dolor, porque él nos enseña que la alegría es más plena cuando la vivimos.

Por Melisa Rodríguez.