David Rivas se abre nuevas puertas en su camino por el mundo del ballet
CONVOCATORIA. En los últimos días, el bailarín linqueño fue seleccionado para continuar sus estudios en dos prestigiosas academias de Estados Unidos y Bélgica. Habló con La Posta Radio (FM 88.5) sobre sus avances y vivencias en el difícil ámbito de la danza.
El bailarín linqueño David Rivas sigue creciendo en el mundo del ballet y, durante los últimos días, ha recibido varias confirmaciones que lo llevan a planear su carrera por nuevos caminos, en busca de crecer como artista y llegar a convertirse en bailarín profesional.
En su paso por Lincoln, Rivas visitó los estudios de La Posta Radio (FM 88.5) y no sólo contó estas novedades, sino también sus vivencias, tanto a lo largo de la pandemia como las referidas a los cambios en su cuerpo debido a la edad.
“Me seleccionaron, nuevamente, en la Escuela de Houston Ballet Academy, una estancia corta. Luego me seleccionaron en una escuela de Bélgica que se llama Mosa Ballet School. Y en esa escuela me otorgaron una beca de un año, con renovación para el siguiente. Tendría que ir en septiembre del 2022”, informó.
Seguidamente aseguró: “Me emociona mucho, porque estudiar en Europa brinda mucho prestigio en el mundo del ballet y después es mucho más fácil conseguir trabajo de esto”.
“Por último (pero no menos importante), gané un año de aprendiz en una compañía de Río de Janeiro. Pero a eso lo hablé con mis maestros en Buenos Aires y me recomendaron que no asista, porque todavía no tengo la edad ni la experiencia suficientes. Tengo que seguir formándome. Porque, cuando uno entra a una compañía, se toma de una manera más ligera. Por eso me recomendaron que no lo haga”, subrayó.
A continuación, el talentoso joven linqueño expresó: “Si la vida quiere, podré terminar mis estudios en Europa o en Estados Unidos. Brindan mucho prestigio y hay más escuelas. Mis maestros me han recomendado el 100% la de Bélgica y yo preferiría ir allí”.
En cuanto a sus razones para elegir ese espacio para continuar sus estudios, Rivas manifestó: “Estudié cómo es la escuela y tiene una preparación, no sólo de ballet, sino también psicológica. Te contienen mucho… Tienen un equipo gigante de osteópatas, nutricionistas, psicólogos y kinesiólogos. Es espectacular. Tiene capacidad para alojar a 100 alumnos, con espacios recreativos. Uno no va a matarse por la danza. Si bien es lo primordial, ellos reconocen que el bailarín necesita descansos y despejarse. Hay muchas escuelas que no reconocen eso, y después aparecen lesiones corporales, algo que a mí me ha pasado, ya que en la que estudiaba no me dejaban tomar descansos”.
CAMBIOS. David ha cumplido 17 años y, como es natural, su cuerpo va sufriendo modificaciones. Ya no es aquel chico que se había ido, lleno de ilusiones, a Buenos Aires. Se ha convertido casi en un adulto.
Respecto de estos cambios, reveló: “Siempre me dijeron que el momento de la adolescencia, para estudiar ballet, es el más difícil, porque el cuerpo está en constante cambio (mucho más que en la adultez). Entonces, puede suceder que uno se desencuentra con su propio cuerpo y que algo que le salía bien, un día ya no sale con tanta facilidad. A mí no me pasó eso de crecer de golpe; fue muy gradual. Si eso hubiese sucedido, podría haber perdido mucha elasticidad, algo que necesito en mi carrera, y hasta hubiese disminuido mi masa corporal”.
PANDEMIA. Otra de las situaciones atípicas que atravesó David, como todos los habitantes del mundo, es la pandemia. Hoy, si bien no ha terminado, las aperturas han permitido que todo vuelva a una normalidad cuidada.
Al respecto repasó: “Por suerte, ya puedo ir a todas las clases de manera presencial. Durante la pandemia tuve que poner mucha voluntad, porque era muy difícil levantarse a tomar una clase de ballet muy temprano, porque no se compartía el espacio con nadie. Estaba encerrado entre cuatro paredes y había que escuchar a los maestros por una computadora o por celular. Era horrible. No sé cómo hice para pasar toda esa situación. Es inhumano. Ahora, que soy consciente de todo eso, pienso que no podría volver a encerrarme y a ensayar solo con una barra. Es muy feo”.
“Hubo muchos chicos que abandonaron la carrera por eso. Y los comprendo el 100%. Yo pude seguir porque ya había tenido varios años de preparación y no los podía tirar por la borda. También tuve ayuda psicológica, y eso me contuvo muchísimo”, reconoció.
VISITA. Durante su estadía en Lincoln, David se había hecho tiempo para visitar a sus amigos y a su familia. Y había protagonizado un encuentro al que destacó puntualmente. “Me reencontré con Mariela Sanín, y fue espléndido… Siempre me acuerdo de decirle que todo lo que ella me decía que me iba a pasar en Buenos Aires me terminó sucediendo. Ella predijo todo, me advirtió muchísimo, y eso me ayudó”, aseguró.
Después añadió: “Yo la quería ver, porque las semillitas que ella había plantado en mí, antes de que me fuera, crecieron, y ahora ya me tengo que ir del país. Eso la emocionó mucho. Ella fue la que me hizo comenzar todo, como haberme ido a Buenos Aires. Me ayudó y siempre me empujó a más. Nunca me dejó caer ni deprimirme”.
REDES Y SPONSORS. En el final de la nota, David invitó a todos a que lo sigan en sus redes sociales. En Facebook, YouTube e Instagram se lo puede encontrar como “David Rivas Bailarín”.
La ayuda económica es algo fundamental para el desarrollo de su carrera. En este sentido informó: “Tengo dos sponsors. Uno es ‘La Paz Supermercados’ y el otro es un anónimo de acá, de Lincoln”.
“Necesito pagar toda la indumentaria de bailarín, que es especial y costosa. Como no hay tanta demanda porque no hay tantos bailarines varones, entonces suben mucho los precios y es imposible para mi familia. Además, las clases fuera del ‘Colón’ son caras, pero es necesario tomarlas, porque uno necesita reforzar todo lo aprendido. Y, cuando uno toma una clase, no sólo debe pagar el trabajo del maestro, sino también la sala. Es un gasto muy grande y cuesta mantenerse”, finalizó.