Armandito Santillán
Homenajea a Mama Antula, santa argentina con una nueva versión de “Los Caminos de la fe” (de Leo Dan y Manuel Wirzt).
El cantautor Armandito Santillán, nacido en la ciudad de La Banda, es hijo del legendario Armando Santillán. Se inició en la música desde los cuatro años y hoy es un gran referente de la música folclórica. Así recorre peñas y festivales llevando ese legado que recibió de su padre y tíos, que hicieron historia con el conjunto musical de raíz folclórica Los Hermanos Santillán.
Armandito Santillán ya lleva grabadas tres producciones discográficas editadas en formato físico y digital:
– Sendero de chacarera
– Yo canto como mi padre
– Que linda es mi tierra
Hoy nos presenta esta nueva canción, dedicada a la primera santa argentina y santiagueña María Antonia Paz y Figueroa, Mama Antula.
“Los caminos de la fe” es una canción que pertenece a Leo Dan y Manuel Wirzt. Armandito, con su estilo particular y en ritmo de Chamamé, logró que la canción tenga un aire de campo bien criollo y chamamecero.
NUEVO SINGLE
Canción: Los caminos de la fe. Autores: Leo Dan y Manuel Wirzt.
Armandito Santillán: guitarra, bajo y voz.
Juan Pablo Zaidman: violines.
Bruno Juárez: acordeón.
Grabado en Estudio “Pato Zaidman”.
Master y ecualización: Pablo Caro.
Ya disponible en el canal de YouTube de Armandito Santillán, y próximo lanzamiento en todas las plataformas digitales por el sello MDI Música del Interior.
MAMA ANTULA
El 7 de marzo celebramos a la beata Argentina Mama Antula (María Antonia Paz), misionera, peregrina y evangelizadora.
Nació en 1730 en Santiago del Estero, Argentina. Descendiente de una ilustre familia de conquistadores y gobernantes. Su niñez la pasó en el campo, en la hacienda paterna en contacto con los pueblos originarios. A los 15 años decidió consagrarse a Dios y tomó el nombre de María Antonia de San José. Algunos santiagueños lamentaron la decisión ya que ella era muy bonita, de facciones finas y grandes ojos azules.
En aquella época no existían religiosas activas fuera del convento de clausura, con lo cual ella decidió vestir una túnica negra y vivir junto a otras mujeres la vida activa, se las llamaron “beatas” (lo que hoy son las laicas consagradas).
Por Germán Gastón Álvarez.