Columnistas

Sobre la labor del Comité de Bioética

En la nota de marzo intentamos una aproximación al concepto de Bioética. Hoy les acercamos algunas características sobre el Comité de Bioética del Hospital Municipal “Rubén Miravalle”.

Fue creado en 1997 y ratificado por una ordenanza de 1999. Es un órgano consultivo, autónomo e independiente.

¿Para qué sirve? Su finalidad consiste en asesorar al personal de salud, a los pacientes y a la población, en general, del Partido de Lincoln en los dilemas bioéticos surgidos en esa relación, en caso de que así lo requieran. Es un recurso disponible para la comunidad.

¿Cómo trabajamos? Formamos un grupo inter y transdisciplinario que parte del análisis de un caso particular en el cual se cree que ha tenido lugar una colisión de principios bioéticos entre un paciente y agentes de la salud. Se lleva a cabo, entonces, una revisión del proceso de atención en toda su extensión.

Estudio, reflexión y deliberación, en un ambiente de libertad, abiertos a la pluralidad de creencias. Si es necesario, podemos solicitar asesoramiento externo.

Luego, una vez hallado el consenso, se emite un dictamen o recomendación. Nuestro campo de acción no es el de un tribunal de disciplina, sino que se trata de orientar en la resolución de los dilemas morales.

La labor del Comité, en ningún caso, sustituye la toma de decisiones de cada uno de los implicados y/o responsables del caso analizado. Por eso nuestro reglamento dice que las recomendaciones no son vinculantes.

Contribuir a la protección de los derechos del paciente y de los agentes de la salud, fomentar la participación de la población en el debate bioético y estimular esta reflexión en los ámbitos educativos locales integran nuestro compromiso.

Para el logro de estos objetivos es imprescindible la capacitación permanente que realizamos a través de jornadas, congresos y, en algunos casos, diplomaturas específicos. Así accedemos a la profundización de los temas tradicionales de la Bioética y al conocimiento de aquellos nuevos que surgen de la vertiginosa dinámica de la vida actual. Basta como ejemplo la pandemia, en la que todos hemos estado involucrados. Una realidad intrincada. Pero, justamente, desde ese horizonte de incertidumbre empezaron a aparecer algunas respuestas, como el énfasis en la necesidad de una mayor capacidad de escucha de unos y otros, de agudizar la búsqueda de acuerdos, de profundizar los cuidados paliativos, de una apertura al sufrimiento ajeno…

Quedó propuesto, en parte, un cambio de conducta de todos que requiere de un gran equilibrio y sentido común. En definitiva, nuestra responsabilidad es preservar y promover las buenas prácticas. Una sutil conciliación de intereses que rescate al otro de la anomia y lo presente por delante como sujeto.

Por Comité de Bióetica del Hospital Municipal.