Interés general

Risotto clásico y cremoso

Tenemos la receta de risotto que pide la gente todo el tiempo. Vamos a mandarle tradición clásica al arroz y a hacer un risotto con todos los pasos explicados bien, bien, claro. Y, encima, les contamos sobre los distintos tipos de arroz que sirven y cuáles no.

Es clave que usemos un arroz capaz de absorber líquido y de darnos almidón para la cremosidad. Entonces, tenemos que emplear un arroz redondo, muy rico en almidón, como el carnaroli. Si no tienen, pueden conseguir doble carolina, que también queda copado.

Jamás usen un arroz de los que nunca se pasan. Van a cocinar cualquier cosa, menos risotto, ya que nunca lograrán espesar su consistencia húmeda y cremosa.

Ingredientes:

– 5 hongos portobello grandes;

– 1 cebolla;

– 1/2 vaso de vino;

– 100 g manteca;

– 1 chorro de aceite;

– 1 taza de arroz carnaroli;

– caldo (cantidad necesaria);

– cebolla de verdeo.

Preparación

La base de todo buen risotto es, sin dudas, el caldo, así que lo primero que tenemos que tener listo es el caldo. Pueden hacerlo casero o de cajita. Es muy importante mantener el caldo cerca y a fuego mínimo. Y es preferible que sobre, porque, si falta, no la contamos… Ahora vamos a cortar los vegetales. Picar bien pequeño la cebolla, cortar los hongos en rodajas y picar la cebolla de verdeo. En una olla vamos a colocar la manteca y el aceite, y vamos a cocinar la cebolla a fuego suave, hasta que esté transparente. Le ponemos un poco de sal para que largue líquido y quede bien cocida. Vamos a agregar los hongos, revolver y tapar. Lo dejamos apenas unos minutos para que se dore sin que se cocine de más. Subir bien fuerte el fuego y colocar un vaso de vino. Dejar hasta que se evapore el alcohol (es decir, cuando ya no haya olor a alcohol). Ahora sí agregamos el arroz, y movemos bien hasta que quede brillante y bien embebido en manteca, aceite y vino, sin tostarse. A continuación, vamos a repetir los siguientes 3 pasos hasta que el arroz esté al dente. Agregar caldo (más o menos, un cucharón mediano). Revolver un poco. Esperar que se absorba. El arroz del risotto siempre tiene que estar húmedo, con líquido, pero no hundido en caldo, aunque sí seco del todo. Es un punto muy zen. Cuando el arroz esté al dente, lo sacamos, le agregamos un poco de manteca y batimos enérgicamente para integrar todo. Eso va a hacer que nuestro risotto quede muchísimo más cremoso.