Un año de crueldad, violencia y discursos de odio
“Linqueños por los Derechos Humanos” considera imprescindible reflexionar, a un año del Gobierno libertario, acerca de la destrucción del Estado y los lazos sociales que están llevando al país a una situación anterior a la organización nacional (s. XIX), es decir, preconstitucional.
El principal objetivo de las políticas aplicadas por este Gobierno es el vaciamiento del Estado y de sus instituciones, para favorecer a los grupos concentrados de la economía transnacional. Muestras de ello son el desfinanciamiento de la salud y la educación públicas, la discontinuidad de los programas de enfermedades graves, y la destrucción del sistema científico y tecnológico, y de la industria (cierres de 25.000 empresas y destrucción de 300.000 puestos de trabajo).
El creciente endeudamiento externo, con la consecuente pérdida de soberanía, el ataque a la cultura nacional, el vaciamiento de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia (sitios de Memoria, secretaría de Derechos Humanos de la nación y dependencias de la ex Esma), son una muestra más de las políticas públicas aplicadas por el Gobierno actual.
Los discursos violentos emitidos desde la cúspide del poder gobernante, avalados y justificados por la mayoría de la dirigencia política, y amplificados por un ejército de trolls solventados con dinero del Estado, medios de comunicación condescendientes que juzgan con distinta vara de acuerdo con quién sea el emisor del discurso, también son mecanismos antidemocráticos que buscan cosificar a los ciudadanos que no piensan como ellos.
Este vaciamiento y eliminación del Estado son vivenciados con una crueldad y goce inéditos, ante la mirada cómplice de un Poder Judicial totalmente abocado a defender al poder político-económico.
La represión a las protestas, la promoción de un exacerbado individualismo y las urgencias económicas permearon en la sociedad, que aparentemente está adormecida para enfrentar las injusticias, pero que se manifiesta cotidianamente en conductas violentas.
Si al contexto ya mencionado le sumamos la destrucción de las políticas de género, el menosprecio de la ESI (Educación Sexual Integral), el discurso sexista y un Presidente que compara al Estado con un pedófilo que abusa de niñes envaselinados, no es de extrañar lo acontecido en los carnavales de la ciudad de Roberts, a lo que, por supuesto, desde nuestro organismo repudiamos.
Por “Linqueños por los Derechos Humanos”.