“Si uno se pone a pensar, no hay linqueño que no haya pasado por el carnaval, al menos, una vez en su vida”
DECLARACIONES. Así lo expresó Bernardo Villaverde, profesor de Historia que, en diálogo con La Posta Radio, brindó sus conocimientos sobre el surgimiento del corso.
Hoy por la mañana, Bernardo Villaverde, profesor de Historia y vecino de Lincoln, concurrió al estudio de La Posta Radio y contó la historia del carnaval.
El docente hizo un repaso sobre la fiesta mayor del Distrito y afirmó: “Es algo que está en el ADN de los linqueños”.
En primer término expresó: “Es indudable que los linqueños tenemos que trabajar muchísimo en cuanto a la identidad de nuestro carnaval. Es un carnaval único. Este año vamos a estar cumpliendo 136 años de carnaval. El primer registro que hay del carnaval es un acta del 17 de abril de 1889, de la entonces corporación municipal de Lincoln, en la que decía que aportaba una X cantidad de dinero a los festejos del carnaval”.
Después se explayó: “Un carnaval realizado por los inmigrantes que llegaron a esta región, distinto de lo que se ve en la actualidad. Sí se realizaba por la avenida principal, en una avenida de tierra. No existía el pavimento, no existían las carrozas. El carnaval se disfrutaba, se adornaba lo que tenías a mano, y los chacareros salían a festejar el carnaval”.
A continuación, dijo: “A las 12:00 de la noche sonaba una bomba. Esa bomba anunciaba que comenzaba una guerra de agua. El que se quería ir se iba y el que se quedaba estaba en la guerra de agua, una guerra de agua en la que disfrutaba quien se quedaba. Y, si te tocaba que te mojaban, te mojaban”.
Con respecto a la competencia, Villaverde contó: “La competencia existe desde hace tiempo, cuando Jauretche contó en ‘Pantalones cortos’ que desfilaba con el carro de los hermanos Gangoiti. En el palco y la tribuna estaban las autoridades y comisarios del carnaval, y, de acuerdo con las miradas, nos dábamos cuenta de si habíamos ganado, según decía”. Y agregó: “El carnaval se va reinventando permanentemente. Porque, por un lado, tenemos ese carnaval que comienza en 1889, de carruajes, de calle de tierra, de serpentinas y de papel. Y después esa transformación histórica que hace con Enrique Urcola por 1928, cuando trae la técnica de cartapesta y comienza con las carrozas, con peliculeros, y después le va agregando muchas cosas”.
A continuación, el docente repasó: “El carnaval se fue forjando con la identidad de los linqueños. Yo siempre digo que, si uno se pone a pensar, no hay linqueño que no haya pasado por el carnaval, al menos, una vez en su vida, y a muchos nos tocó disfrutar desde chicos”.
Además, enfatizó: “Yo siempre digo que los gobiernos pasan; los políticos, también. Cada uno le da su impronta al carnaval. Alguno lo hace más grande; otro, más chico. Algunos traen espectáculos más de folclore; otros, destinados al cuarteto. Pero, al final, lo que quedan son los artistas y los artesanos, los verdaderos artífices del carnaval”.
En un repaso de la historia, Villaverde rememoró: “Volviendo a la historia, en la década del ’30, algo que tiene que ver con lo disfrazados. Si eras hombre, no te podías disfrazar de mujer. Y, si eras mujer, no podías disfrazarte de hombre. Eran prohibiciones a las que hay que situar en el contexto. Luego, otras de las innovaciones fueron las atracciones mecánicas”.
Posteriormente dijo: “Recordemos que, cuando el carnaval era mano y contramano, el público interactuaba más y caminaba por el medio. Después el desfile se fue ordenando y, por los ’90, cuando era organizado por el Centro Unión Comercios e Industria, aparecieron las vallas, y el público pasó a ser más pasivo”.
Con respecto a la celebración de la fiesta durante los procesos militares, recordó: “No hubo muchas prohibiciones en el carnaval durante el proceso militar. En la última dictadura, las autoridades de Lincoln entendieron la idiosincrasia del carnaval y no han prohibido demasiado. No se podía mencionar a la política. Recuerdo que ‘Batata’ Fernández, el año posterior a ganar el Mundial, hizo a Menotti, y eso es lo lindo: los carroceros tienen la chispa de hacer personajes argentinos”.
En otro tramo de la nota expresó su punto de vista sobre qué se le podría agregar a la fiesta mayor y planteó: “Yo digo que lo que le faltaría al carnaval es plantear, desde el Municipio -y más allá de si lo seguimos haciendo en la avenida principal o hacemos un corsódromo-, una acción cultural de trabajar para lograr un museo del carnaval. Está el museo ‘Urcola’, que está perfecto, es grandioso, divino, perfecto… Pero están las carrozas de Urcola, porque es el museo de Enrique Urcola, y está perfecto. Pero un museo del carnaval reflejaría distintas etapas del carnaval, con carrozas, fotografías y videos. Porque eso hace a la atracción turística. Porque un turista que viene un fin de semana, ¿qué hace durante la semana en Lincoln para quedarse hasta el otro fin de semana…?”.
Por último, el profesor de Historia declaró: “Es bueno que la temática del carnaval, la cartapesta y todo lo que conlleva, se dé en las escuelas, y se capacite a las profesoras, y ellas, en la clase, brinden talleres de cartapesta. Es muy bueno saber de dónde venimos, y les transmitimos la identidad de nuestro carnaval”.