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Principios Bioéticos

En las últimas décadas, la medicina se ha complejizado y a ello ha contribuido la gran evolución técnico-científica, a lo que debe agregarse la irrupción del pensamiento bioético. Surgen así dilemas, entendiendo por ellos las “proposiciones contradictorias en un conflicto moral”. Es en abordaje multidisciplinario del Comité de Bioética donde se trata de consensuar una recomendación producto del análisis y del debate sobre el dilema.

¿En qué se apoya la discusión bioética? Precisamente, en los principios básicos de la bioética. A fines de los ‘80, los autores Beauchamp y Childress proponen los cinco principios más las reglas básicas que permiten encauzar el análisis. Ellos son:

AUTONOMÍA: Respeto por los valores y opciones personales de cada individuo en aquellas decisiones que le atañen, aunque la elección se considere equivocada. Es una relación contractualista, un contrato, en la que la relación es transversal, no desigual. Supera al viejo paternalismo según el cual la opinión del médico era la que contaba.

BENEFICENCIA: Hacer el bien, principio hipocrático. Sin imponerlo, siempre respetando la decisión del paciente. Es decir, subordinado a la autonomía.

NO MALEFICENCIA: Respeto de la integridad del ser humano. Viene de la ética médica tradicional. Hace referencia a la obligación de no infligir daño intencionalmente.

JUSTICIA DISTRIBUTIVA: Reparto equitativo de cargas y beneficios, evitando la discriminación en el acceso a los recursos sanitarios.

Este principio pone límites al de autonomía, ya que pretende que la autonomía de cada individuo no atente contra la vida y la libertad de otras personas.

Regula la asignación de recursos limitados o insuficientes para una determinada demanda (por ejemplo, lista de espera en trasplantes).

REGLAS

VERACIDAD: La información debe ser capaz de transmitirse con toda verdad, sin sesgos, aun pensando en favorecer al paciente. Pueden plantearse excepciones que justifiquen recortes en la información, tendientes a evitar males mayores.

CONFIDENCIALIDAD: Remite a una información que debe mantenerse en secreto -es decir, que el personal biomédico debe guardar reserva de los hechos conocidos en el ejercicio de su profesión, incluyendo aquí todo aquello que el cuidador haya observado en el paciente (por ejemplo, cicatrices o huellas en brazos producto de adicciones, etcétera)-.

CONSENTIMIENTO INFORMADO: Es un requisito moral y legal para ser cumplimentado por el profesional, mediante el cual se informa al paciente sobre el procedimiento a efectuar, pudiendo este rechazar el mismo. Es imprescindible que el paciente sea competente cognitivamente. No realizar el CI tiene penalidad ante la ley.

El análisis bajo estos postulados cataliza el debate. Cuando los principios colisionan entre sí, deben jerarquizarse y contextualizarse.

El fabuloso avance técnico-científico de las últimas épocas; la investigación farmacológica en seres humanos; la respiración asistida, planteando la continuación o la suspensión de un tratamiento; el uso de respiradores en pandemia, cuando la demanda superaba la disponibilidad; la reproducción asistida; la negativa de un paciente al recibir un tratamiento en el que está en juego su vida, etcétera, etcétera. Antiguamente, a muchas de estas cuestiones las resolvía el médico, actuando en soledad guiado por el principio hipocrático, primero no hacer daño (primum non nocere).

A modo de conclusión diremos que los principios y las reglas son las herramientas útiles para facilitar el debate ético en el análisis de dilemas.

Por el Comité de Bioética del Hospital Municipal “Doctor Rubén Omar Miravalle”.