“Música Del Interior” (MDI): Roberto Luis Logioco
Roberto Luis Logioco nació el 7 de mayo de 1959 en Balsa, una estación ubicada a 15 kilómetros de la ciudad cabecera del Partido de Lincoln.
Llegó a Lincoln cuando comenzó a cursar quinto grado en la Escuela Normal, en la que terminó la secundaria en 1976. En 1977 se trasladó a La Plata para estudiar ingeniería.
Relación con la música
“Mi relación con la música comienza, aproximadamente, a los 15 años, cuando empecé a escucharla por decisión propia. Pero no fue hasta los 17 años cuando me enlacé por completo en la ciudad de La Plata, ya que fui empleado de ‘Libro 49’, la disquería más grande e importante de la ciudad”, comenta Roberto.
La disquería se encontraba ubicada en 49, 7 y 8. Actualmente ya no existe, pero, además de haber sido un importante local de venta de música, coincidía con que adelante se encontraba el negocio de “El Mono Cohen”, más conocido como “Rocambole”, diseñador gráfico de afiches, entradas y portadas de discos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
“Al tener ‘El Mono’ el negocio delante de la disquería en la que yo trabajaba, y al estar poco tiempo en el mismo, todo lo referido a los Redondos nos quedaba en ‘Libro 49’, por lo que vendíamos discos, entradas, y muchas veces pasaban a buscar los afiches para las actuaciones”. Esto le permitía a Roberto, después de trabajar indirectamente para Los Redondos, ir gratis a todos los shows que la banda daba en La Plata.
Roberto recuerda con nostalgia: “Tenía acceso a los vestuarios, a la prueba de sonido, y muchas veces, terminados los shows, nos quedábamos tomando alguna que otra cerveza y comiendo pizza con Skay Beilinson (Eduardo Federico Beilinson), su señora Carmen Castro (más conocida como ‘La Negra Poli’, histórica mánager de la banda) y Walter Sidotti, el baterista”.
“Yo sólo era un conocido más, pero mi compañero ‘Puki’ Martínez (fallecido) era el verdadero amigo de ellos y, al estar siempre con él, tenía la posibilidad de acompañarlos, terminadas las actuaciones”.
Roberto estuvo en La Plata hasta 1990. Hasta entonces presenció todos los shows de Los Redondos. El último fue el 12 de junio en el estadio de Atenas. Lo recuerda porque, al haber habido incidentes con la policía, mientras tiraban gases lacrimógenos, rompieron una chapa del techo para poder salir, tomar aire y así bajar por una columna.
“Una anécdota que tengo siempre presente es que estábamos tomando mate con un compañero de la facultad, Felipe, escuchando un disco llamado ‘Carolina querida’, que era un homenaje a Carolina De Mónica escrito por un grupo español llamado Moncho al Puente y los Kwai, y llega Federico Moura, se pone a tomar mate con nosotros y se llevó el disco prestado. Años más tarde, cuando Virus lanzó ‘El agujero interior’, me encuentro con que habían grabado ‘Carolina preciosa’, así que también fui testigo en ese momento de cómo una gran banda argentina elegía sus temas”.
Ese año empezó a trabajar en una empresa petrolera. Viajaba tanto al norte como al sur y, en 1995, sin trabajo por la privatización de la compañía, volvió a Lincoln después de dieciocho años.
“Biko Music”
El 24 de mayo de 1995, Roberto inauguró su propia disquería en la galería Rafaelli, ubicada en la esquina de la avenida Massey y la calle Urquiza. La idea era poner una disquería de rock, pero, al ver que la venta era muy escasa, empezó a vender materiales de los artistas más conocidos de la movida tropical. “Todos los locales tenían nombres de colores. El mío, ‘Biko Music’, era el local azul”.
Origen del nombre “Biko”
“En 1988 fui a Amnesty en Argentina, un recital en el que se presentaban Sting, Bruce Springsteen, Tracy Chapman, Youssou N’ Dour, Peter Gabriel, León Gieco y Charly García. Peter Gabriel interpretó un tema llamado ‘Biko’. Me quedó dando vueltas el nombre pegadizo de ‘Biko’ para ponerle a mi negocio. Y, después, investigando y viendo la película, me doy cuenta de que Peter Gabriel hace el tema para Stephen Biko, un político sudafricano (1946/1977). Biko tuvo el coraje de trabajar y de defender la justicia en Sudáfrica, un país que todavía tiene racismo escrito en su constitución. Fue arrestado en muchas oportunidades y, en agosto de 1977, fue detenido nuevamente y asesinado por la policía, tras ser golpeado severamente en una prisión de Pretoria, en Sudáfrica, un mes después de su arresto, el 12 de septiembre de 1977”.
Ante la pregunta de si Biko Music marcó un antes y un después en la venta de música en Lincoln y la zona, Roberto contesta: “Mirá, podría ser, pero no hay que dejar de mencionar a gente que ya estaba y gente que empezó más o menos por esos años: Marazo, principalmente, Alfredo Richard, Carra con Autorradio Musical 3 y ‘Carlitos’ Moura. Después apareció ‘Nino’ Bardón. También en una época Oscar ‘Raviol’ Peralta tuvo un negocio de música. Posteriormente, Mariano ‘El Mono’ Santos también tuvo su espacio para vender discos. También recuerdo a Casa Guirao, que, si bien era una casa de electrodomésticos, también vendía música”.
– Roberto, ¿cuáles fueron los discos o CD que más vendiste?
“Sin dudas fueron ‘Romance’, de Luis Miguel, y ‘El amor después del amor’ y ‘Circo beat’, de Fito Páez. Una semana antes de que salieran a la venta, la gente ya venía a encargármelos”.
A diferencia de otros comerciantes musicales de la ciudad, Roberto “Biko” les prestó más atención a la cumbia y el cuarteto, que, a partir del nuevo siglo, prometían ubicarse en mejores posiciones que a fines de los años ’90.
Cuando salieron los primeros discos de la banda cordobesa Sabroso, “Biko Music”, que por entonces era cliente de DBN (Distribuidora Belgrano Norte), llegaba a pedirle a dicha distribuidora hasta 50 ejemplares y los recibía un día antes que Capital Federal, o sea que, cuando el disco aparecía en la capital, en Lincoln ya se había vendido el primer pedido realizado de 50 discos.
También llegó a realizar pedidos de hasta 60 discos del grupo muy conocido en nuestra zona a fines de los años ’90, Los Chicos Piratas.
Roberto no deja de recordar al empleado que tuvo durante años, Luis Quagliaroli, ya que muchos amigos que tenía concurrían a la disquería a comprar distintos materiales.
– ¿La pasaste mal durante la dictadura militar?
“En 1977 fuimos como doce chicos a estudiar a La Plata. El resto se fue a Buenos Aires. Y tal vez no tomábamos conciencia de las cosas que pasaban. Sí veía policías y militares por todos lados, y el problema era con la militancia. Por supuesto, en más de una oportunidad cayó quien no tenía que caer por estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado, y eso es lo que repudiamos de ellos”.
“Tenían que buscar a montoneros o militantes. Y, si en el momento de allanar donde se militaba justo daba la casualidad de que había una persona que nada que ver, no te daban la oportunidad de explicar nada; te llevaban con los demás. Fue un exceso”.
“También recuerdo los discos que se guardaban por censura, que en los allanamientos se llevaban; discos como ‘La marcha de la bronca’, de Pedro y Pablo; ‘Para el pueblo, lo que es de pueblo’, de Piero; discos de Horacio Guarany y Mercedes Sosa, entre otros”.
“Mi promoción, la del ’76, se juntaba a hacer un asado en el parque, mientras que la misma promoción, en La Plata, reclamaba un boleto estudiantil. Eran realidades totalmente distintas”.
Ver la música desde el lado de la difusión
“Yo puedo decirte lo que la gente baila y lo que no baila, lo que la gente escucha y lo que no escucha, lo que la gente compra y lo que no compra. Desde que escuchaba un vinilo, un casete o un CD, yo siempre lo miraba desde la difusión”.
Roberto también es un pionero en la venta de VHS con compilados de videos musicales, grabándolos con las primeras videocaseteras a pulmón, estando atento a lo que pasaban, cuándo empezaba y cuándo terminaba, para cortar la grabación y engancharla con el próximo video.
Opinión sobre la música digital
“Yo estoy de acuerdo en los formatos nuevos, pero no estoy de acuerdo en que no haya formatos; estoy totalmente en desacuerdo en que no haya fotos, diarios, CD, casetes, vinilos, VHS o DVD. O sea, hablo de que no haya de forma masiva, ya que estos formatos siguen existiendo, pero se los encuentra muy poco”.
“La ventaja de la música digital es que vos ponés un recordatorio en la computadora o en el teléfono y te avisa cuándo sale una nueva canción, y eso me da la posibilidad de descargarla y de seguir manteniéndome al día con los estrenos”.
Proyectos en un futuro no muy lejano
“Hoy por hoy, quizás, pienso que a este negocio, al menos en este lugar, no le queda mucho tiempo. Tal vez lo seguiré más tranquilo desde otro lugar, sin el compromiso de tener que estar tanto al nivel en que estoy hoy y sin tantos compromisos de horarios. Me gusta pasar música en fiestas y, si bien no me considero DJ, tengo buenos resultados, ya que me dedico a pasar la música que le gusta a la gente, y no solamente a mí. Además, soy un convencido de que no todo es pasar remixes, ya que la gente grande, por ejemplo, por lo general sólo conoce las versiones originales, y con un remix la sacás de contexto. También tengo pensado, en algún momento, poner una radio, pero distinta de las que hay. Podemos estar pasando tres años de rock nacional sin repetir un solo tema, por ejemplo. Y con el cuarteto pasa lo mismo”.
Anécdota
“En el año en que yo me voy a estudiar a la plata, Charly García fue muy perseguido. Una noche, aún tocando con Sui Géneris, interpretó una canción llamada ‘Botas locas’. Éste es un tema inédito que nunca se pudo editar en esa época. Sí se lo hizo después de 1983 en uno de los compilados de Sui Géneris, que contenía varias de las cintas censuradas durante la dictadura. Una parte de la canción dice: ‘Si ellos son la patria, yo me voy al extranjero’. Al terminar el show, entre dos militares se lo llevaron para interrogarlo. Durante el interrogatorio, y preguntándole sobre esa canción en particular, Charly dijo que lo que había cantado era ‘Si ellos son la patria, yo me juego entero’, por lo que en el momento zafó. Al otro día, la fuerza militar se hizo presente en la distribuidora y secuestraron todo el material de Sui Generis. Charly podría haber sido un desaparecido más”.
En la marquesina que se encuentra enfrente del negocio hay varios personajes, pero el que está justo en el medio es uno muy particular y especial para Roberto: Javier Guiraud, ‘El 22’, un personaje de Lincoln que ama cantar.
Tras haber estado enfermo hace algunos años a causa de la bebida, Roberto le hizo la promesa de que, si salía adelante y lograba encaminar su vida, siempre tendría un lugar para cantar en la puerta de ‘Biko Music’. Es así que, una vez superado su problema de salud, “El 22” suele cantar en la puerta del local las veces que lo desee. Y, como homenaje, está su gigantografía al lado de otros artistas en la parte delantera del local.
Roberto cierra la nota mostrando con mucho orgullo un regalo muy especial que le hizo su prima Susana Giner, artesana: un duende de Bob Marley que ocupa un lugar de privilegio en su mostrador. Y, al preguntarle si le ha dado suerte, Roberto contesta: “Sí, seguro, ha estado siempre conmigo”.
Por Germán Gastón Álvarez.