“Música Del Interior” (MDI): Cristóforo Juárez
Don Cristóforo Juárez nació en Cúyoj, Departamento La Banda, el 24 de julio de 1900, hijo de Vicente Juárez y Rosario Páez.
A los 16 años se recibió de maestro rural en la Escuela Normal de La Banda “José Benjamín Gorostiaga”. A los 17 fue designado maestro en Salavina. Ocupó el cargo de director de escuela, donde se impregnó de la soledad seca y ardiente de la tierra, de la paz aldeana de su pueblo, de la desolada quietud de sus bosques…
Estuvo casado con Clara Rosa Caporaletti, de cuyo matrimonio nacieron cuatro hijas, Nilda, Selma, Clara Rosa y Alba Alicia.
Su producción literaria comenzó en 1937, cuando publicó el libro “Reflejos del salitral”.
Fue socio fundador de “La Brasa”, y socio activo de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic). Entre sus obras se citan, además, “Llájtay”, “Cantares”, “La vara prodigiosa” y “Coplas maduras”.
Un detalle poco conocido de su vida es que era primo hermano de Julio Argentino Jerez (considerado uno de los más grandes cultores de la música tradicional argentina), pues sus madres eran hermanas.
Cristóforo Juárez, la voz más alta y más pura de la poesía santiagueña de los últimos tiempos.
Cristóforo Juárez nació adulto a la poesía, según el bello decir de Canal Feijóo, y desde su primer libro, “Reflejos del salitral”, se impuso por la intensidad de su canto.
Maestro cabal, una vez se le escuchó afirmar: “Nosotros cometimos un grave error: prohibimos a los niños hablar el quichua, con lo que contribuimos a matar una cultura bilingüe. Se les debía haber enseñado en las escuelas a manejar las dos lenguas”.
Don Cristóforo era un hombre silencioso y profundo. Se empapó de la soledad azul de su salina, la plateada beatitud de sus noches de luna, el silencio perfumado de sus bosques, el traqueteo de las viejas carretas polvorientas y el grito lejano del Kakuy, perdido en la inmensidad de la noche.
Don Cristóforo Juárez, maestro de una de las tantas zonas postergadas de la patria.
Se jubiló como director de la Escuela 409 de La Isla, Departamento La Banda, en épocas de la Revolución Libertadora de 1955. Fue designado inspector seccional y, en 1957, presidente interventor del Consejo General de Educación.
Durante el Gobierno del doctor Benjamín Zavalía se desempeñó como vocal de dicho organismo educacional. Ésta es una parte de la vida de don Cristóforo Juárez como educador.
En la faz autoral, citaremos algunos de sus exitosos temas que se difunden permanentemente a lo largo y a lo ancho del país, trascendiendo, asimismo, las fronteras de su patria. Entre ellos están “A la sombra de mi mamá”, “Achalay, tierra mojada”, “Alma challuera”, “Chacarera del polear”, “El chasqui Benancio Caro”, “La Rubia Moreno”, “Mateando con mi mamá”, “Pampa de Los Guanacos”, “Qué más se puede pedir” y “Tata Nachi”, entre otros. Falleció el 10 de marzo de 1980.
Por Germán Gastón Álvarez.