LITERARTE. Momento de lectura y reflexión
Opuestos complementarios
Se habla mucho del concepto de abrazar nuestra propia oscuridad. Pero poco de lo complejo, árido, profundo y doloroso que es llegar a hacerlo.
Lo que sí está claro (y a las pruebas me remito) es lo honesto que es concretar esta acción tan abstracta, pero tan concreta para aquella alma que decide hacerse responsable de su propio camino, comprendiendo que todo lo que le sucede es producto de sus propias decisiones, de sus “Sí” y sus “No” dados, de los límites planteados. Hacerse responsable de su vida, dejando de poner en los otros el motivo de pena, desilusión o enojo. Suena a excusa, pero no lo es. Lo que lo hace sonar así es nuestro afán de creer que los demás deben actuar o decir lo que creemos nosotros según las situaciones o circunstancias vividas. Y no, no es así.
Toda emoción actúa como alarma de lo que nos falta comprender desde el razonamiento y aceptar desde el alma. El otro “hace cosas”, pero no “me las hace” a mí.
Priorizarnos es eso, descentralizarnos, sacarnos del foco de todos, porque no lo somos.
Priorizarnos es animarnos a descubrir las oscuridades, integrarlas y dejar de disociarnos, vaya coraje.
Conocernos es, en definitiva, descubrir una cosa: que nuestra oscuridad se manifiesta cuando existe la luz.
No hay oscuridad sin luz y viceversa.
Por Melisa Rodríguez.