Columnistas

LITERARTE. Momento de lectura y reflexión

Dicen que la mentira tiene patas cortas, y esto significará que no llegará muy lejos… ¿por el largo de sus patas? 

Piere, conoció una que recorrió varios caminos y duró mucho tiempo. Tanto, que creó vidas paralelas. Otra que creó personajes tan bien interpretados que nunca se llegaba a descubrir quién era el actor y quién el personaje. 

Otra donde nadie salió dañado porque… ojos que no ven, corazón que no siente. 

Pero cuando el velo se cae, se revela la verdad más oscura. Y en esa oscuridad, paradójicamente, se ve todo mucho más claro.

En la dureza de la verdad se encuentra el néctar más dulce, la certeza de saberse mirado, reconocido, deseado, abrazado con la mirada brillosa de alguien que, como un niño tímido y celoso de sus palabras, esboza sonidos entrecortados.

En la dureza de la verdad, la vida se hace latente, porque la verdad no solo te desnuda, te deja en carne viva. La verdad es maravillosa, la verdad moviliza, revela madurez, restaura lo desordenado. Cubre el hueco, recubre lo desprotegido. Alimenta la raíz seca por el dolor.

La crueldad de la incertidumbre está en la creación de historias perturbadoras que nublan, en cierto modo, nuestra realidad. 

La imaginación se burla de nosotros, entorpece la naturalidad de las cosas, las apabulla.

La verdad, en esencia es que somos reales, no imaginarios. Somos lo que creamos, no lo que imaginamos. Somos en realidad, la realidad hecha realidad.

Los personajes, al escenario y las historias… que las disfruten.

Por Melisa Rodríguez.