Columnistas

LITERARTE. Momento de lectura y reflexión

“A los que quieren dejar una huella.

A aquellos que buscan la plenitud del alma.

A quienes tienen la dicha de poder hacer lo que aman.

A los que llevan escondida la luz del arte en su interior, tal vez estas palabras los impulsen a encontrar su don y a expresarlo”.

“No siempre se está encerrado de manera literal entre cuatro paredes; nuestros cuerpos son jaulas que se apoderan de nosotros”. SUBLIME. “Cada parte de mis partes”. Melisa Rodríguez. Editorial “Diario del Desierto”. 2021.

AL OTRO LADO DE LA VIDA

Al otro lado de la vida hay taperas y ventanas cerradas que se abren de vez en cuando, si hay viento. Hay colores oscuros que tiñen el cielo cuando hay sol, solo porque no soportan que este manifieste la madurez de las cosas.

Al otro lado de la vida hay cantos monotónicos, cruciales para llamar la atención. Sonidos aturdidores que sirven de alarmas para los dormidos. No los dejan soñar a ellos, me lo han contado.

Vienen, corriendo desesperados, y a veces resignados, caminando a paso lento y pesado.

Lo cierto es que no pueden quedarse mucho tiempo acá, porque les dicen que, si no vuelven, no podrán bañarse jamás en el río de aguas perfumadas, que es lo único saludable del otro lado. Y ellos eligen eso, oler bien antes que la claridad, que el aire puro, que la libertad. Oler bien lo es todo, porque solo así se puede ser aceptado. Porque el olor es objetivo, dicen. “No hay subjetividad en el olor… Se huele bien o se huele mal, y punto”. No es como todo lo demás, que depende de con qué prisma se mire. “Porque mirar, ni pincha ni corta, el juicio no tiene lugar”. El mal olor se paga con la soledad.

Por eso, ellos no quieren venir para este lado, porque acá las prioridades son otras. Porque acá la soledad es una opción.

Al otro lado de la vida se entra fácil, pero es difícil salir, porque, una vez que te bañás en sus aguas, jamás serás el mismo.

Por Melisa Rodríguez.