La verita
En la dureza de la verdad se encuentra el néctar más dulce, la certeza de saberse mirado, reconocido, deseado, abrazado con la mirada brillosa de alguien que, como un niño tímido y celoso de sus palabras, esboza sonidos entrecortados.
En la dureza de la verdad, la vida se hace latente, porque la verdad no solo te desnuda; te deja en carne viva. La verdad es maravillosa, la verdad moviliza, revela madurez, restaura lo desordenado. Cubre el hueco, recubre lo desprotegido. Alimenta la raíz seca por el dolor.
La crueldad de la incertidumbre está en la creación de historias perturbadoras que nublan, en cierto modo, nuestra realidad. La imaginación se burla de nosotros, entorpece la naturalidad de las cosas, las apabulla.
La verdad, en esencia, es que somos reales, no imaginarios. Somos lo que creamos, no lo que imaginamos. Somos, en realidad, la realidad hecha realidad.
Por Melisa Rodríguez.