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Falleció Mario Holmer, el entrañable payaso “Patagonia”

DOLOR. El reconocido humorista murió en Rojas, donde vivía desde hacía algunos años. Con su circo, ha hecho reír a generaciones en localidades de toda la región y dejado una huella imborrable en la memoria popular.

El legendario artista del circo criollo Mario Holmer murió el martes en Rojas. Su figura ha dejado una huella imborrable en generaciones de espectadores que lo han visto hacer magia con el humor.

Holmer, más conocido como “Patagonia”, falleció este martes 24 de junio en Rojas, ciudad donde residía desde hacía varios años. Llevaba más de una semana internado en el hospital local con un cuadro pulmonar muy delicado. Según su pareja, fumaba desde los 10 años hasta sus últimos días. Por decisión de su familia, permanecía lúcido y con buen ánimo, pero no estaba conectado a un respirador ni se le realizaron intervenciones invasivas.

“Patagonia” ha sido mucho más que un payaso: ha sido un símbolo viviente del circo criollo, un artista con el don de hacer reír a niños y adultos con solo una caída o una mirada. Desde la pista, con su nariz roja y sus clásicos zapatones, había conquistado pueblos enteros con funciones que dejaban una marca. Su carpa, el circo “Patagonia”, no era solo un espectáculo; era un acontecimiento comunitario, un espacio de encuentro y de alegría. En lugares como Lincoln, Arenaza, General Pinto, Chivilcoy y Bragado, su llegada era sinónimo de fiesta.

En 1998, el circo había bajado por última vez el telón, pero los recuerdos siguen latiendo. Incluso años después, Holmer había anunciado una gira de despedida por los Distritos de la región, reconociendo la necesidad de reencontrarse con ese público que siempre lo recibía con tanto cariño. “No hicimos nada para despedirnos del público en una zona donde siempre nos sentimos muy queridos”, había dicho entonces. Aunque la gira había quedado trunca, el deseo hablaba de su vínculo profundo con la gente.

No habrá velorio abierto. De acuerdo con lo dispuesto por su familia, se organizará una despedida íntima de dos horas para los seres más cercanos y luego será cremado. Sus cenizas, tal como era su voluntad, serán esparcidas en el río Paraná, en Rosario.

Con su partida, se cierra un capítulo importante en la historia del circo argentino. Pero los grandes artistas nunca se van del todo. “Patagonia” vivirá en cada anécdota contada con ternura, en las fotos descoloridas, en el eco de las risas que todavía resuenan en la memoria de quienes alguna vez lo han visto brillar bajo la carpa. Hoy el telón bajó, pero el show de su vida queda para siempre.