Economía

El campo no comercializa la soja y el Gobierno se desespera

INESPERADO. Productores no pierden la esperanza de que se pueda encontrar un instrumento (baja de retenciones) que “los incentive” a vender.

Mientras el ministerio de Economía pone en práctica las últimas medidas para llevar tranquilidad al mercado cambiario, en el Gobierno nadie oculta la preocupación que existe en cuanto a la velocidad con la que se comercializa la campaña agrícola.

Todo esto ocurre mientras acaba de asumir Sergio Iraeta, el nuevo secretario que conduce la cartera agropecuaria y que, sin dudas, buscará lograr lo que desde el propio oficialismo le han criticado al eyectado Fernando Vilella, que era “estar cerca de los productores”.

Hay que dilucidar qué entiende el Gobierno por “cercanía”, porque en el campo, en realidad, lo que se espera es que haya certezas, unificación cambiaria (fin de la brecha) y un programa que contemple la reducción de los derechos de exportación. Cualquier otra cosa que se anuncie es, cuanto menos, secundaria.

Sin recortes en la producción global y con buenas perspectivas de oferta, el derrumbe de precios se hace fuerte. El valor de la soja cayó el lunes U$S 9,92 en la Bolsa de Chicago, alcanzó el nivel más bajo desde principios de noviembre del 2020 y cerró la jornada en U$S 396,10 por tonelada para el contrato de agosto. La soja, con estos valores, no es negocio, según dicen los productores consultados.

Es importante destacar que, desde mediados de junio, en el mercado local la soja ha caído U$S 20 por tonelada y el maíz ha retrocedido U$S 13. Si bien las caídas han sido menores que las registradas en el Mercado de Chicago, no son escenarios tentadores para un agricultor al que le aumentan los costos fijos mes a mes.

Ante tanto anuncio económico, y con la expectativa que crece por la presencia de Javier Milei en la Exposición Rural que comenzará mañana, los productores no pierden la esperanza de que se pueda encontrar un instrumento (baja de retenciones) que “los incentive” a comercializar la soja que acaban de cosechar o el maíz que espera ser trillado y que aún está en los lotes.

Se sabe que el Gobierno no tiene ningún tipo de intención de devaluar, pero también es una realidad que, si no llega financiamiento del exterior, los dólares del campo cobrarán más protagonismo en los próximos meses.