Día Mundial del Chagas: el 4% de la población vive con la enfermedad
PREJUICIOS. La investigadora del Conicet especializada en la temática, Carolina Carrillo, resaltó la importancia de un abordaje sanitario general de este padecimiento, que está lejos de afectar solamente a las poblaciones rurales.
El 14 de abril se conmemoró el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas, en el marco de una fecha que invita a interiorizarse sobre los alcances de este padecimiento, que afecta al 4% de la población argentina.
La investigadora del Conicet, bióloga y doctora en Ciencias Químicas, Carolina Carrillo, dirige un equipo de investigación y desarrollo en el instituto “Milstein”, y forma parte del grupo “¿De qué hablamos cuando hablamos de Chagas?”. En esta oportunidad le brindó una entrevista a La Posta Radio (FM 88.5), en la que se refirió a esta enfermedad, la cual -aunque parezca algo del pasado- tiene pacientes en la actualidad.
“Cuando hablamos de Chagas, parece que hablamos de aquella enfermedad vieja, que ya pasó, pero en realidad estamos hablando de algo muy actual, de una problemática que es mucho más que una enfermedad, porque es una problemática socioambiental”, explicó Carrillo.
La enfermedad es producida por el parásito llamado trypanosoma cruzi (T.cruzi). “Preferimos hablar de Chagas porque es una problemática que va más allá de la enfermedad. Solamente el 30% de las personas que tienen el parásito en su cuerpo, que están infectadas, van a presentar signos o síntomas, van a presentar la enfermedad, mientras que el 70% no va a tener ninguna manifestación. También porque el Chagas tiene un montón de componentes que van más allá de lo biomédico o de lo epidemiológico”, agregó la profesional.
Al haber hablado de cifras para tomar dimensión del problema, detalló: “Aproximadamente el 4% de la población argentina tiene Chagas, pero sólo el 10% de las personas que tienen Chagas sabe que lo tiene”. Entonces reveló que “solamente el 1% accede al tratamiento, pese a que existe la Ley de Chagas (Ley Nº 26.281)”, la cual establece el derecho de las personas a recibir cuidados.
Respecto de los prejuicios relacionados a la enfermedad, subrayó: “Cuando decimos Chagas, pensamos en un ámbito rural asociado a la pobreza; pensamos en un rancho. Por supuesto, ahí hay Chagas. Sin embargo, dadas las migraciones, los cambios de las fronteras agronómicas y el desmonte, el Chagas pasó a ser una problemática no sólo rural, sino también urbana. Y dos de cada tres personas que tienen Chagas viven en ciudades”.
“Un rancho de adobe no es sinónimo de Chagas. El problema no es el material, sino cómo se conservan las casas, cómo se controlan, cuán cerca o lejos ponemos los corrales de los animales de las viviendas. Esto es importante. Porque, de pronto, vemos que hay prácticas para controlar el Chagas derribando ranchos de adobe de más de 150 años y, en sus lugares, han hecho casas de materiales convencionales, de ladrillos y cal, pero al poco tiempo esas casas estaban infectadas de vinchucas”, reveló Carrillo.
Por último, informó: “Claro que hay lugares que tienen una mayor prevalencia que otros. Pero el Chagas no se transmite sólo por la vinchuca. Tiene que ver con medidas sanitarias de las comunidades. Tenemos a un montón de población que se acerca a los grandes centros urbanos para tener a sus hijes. Hoy, la ciudad que mayor cantidad de nacimientos con Chagas tiene es Buenos Aires”.