DestacadasInterés general

Cloe, café botánico y una carta de finos sabores que invitan a vivir el verde intenso de lo natural

EMPRENDIMIENTO. Enclavada en pleno centro de la ciudad, la nueva propuesta gastronómica conjuga las delicias de la cafetería y un menú con estilo con un amplio abanico de colores y aromas que propone un vivero auténtico. “Nati” y Rodrigo se asociaron para hacerlo y hoy lo presentan en La Posta.

Una vieja casa ubicada en pleno centro de Lincoln se ha convertido en un auténtico espacio de vida, aromas y sabores. “Nati” y Rodrigo son socios y dueños de Cloe, café botánico, la nueva propuesta gastronómica que emerge entre las plantas y macetas de su original vivero, y brinda un ámbito natural, único para degustar las delicias de la fina cafetería y los sabores gourmet de su cocina.

Un chef especializado en panadería y bollería de masa madre arribó desde Chile exclusivamente para trabajar en Lincoln. Con tres premios de nivel mundial por su trabajo, le brinda un nivel y estilo de excelencia a cada una de sus elaboraciones.

LOS CREADORES. Rodrigo es uno de los socios de Cloe. Proviene de un ámbito laboral totalmente opuesto a la gastronomía y la botánica. Sin embargo, su amor por las plantas le ha marcado el destino y lo ha llevado a tomar una decisión de vida. “Quería cambiar mi trabajo, mi estilo de vida. Estaba en un trabajo bastante pesado en la diaria y, de un día para el otro, me junté con ‘Nati’ a comer. Somos amigos desde hace años, y le conté que iba a dejar mi laburo, que iba a poner un vivero. Ella dijo que tenía ganas de poner una cafetería desde hace mucho tiempo y ahí surgió hacer esta fusión en este lugar que es de Lucas, el esposo de ‘Nati’”, contó.

En la misma línea continuó: “Primero elegimos un vivero y una cafetería muy chiquita. Y, cuando empezamos a remodelar esto, dijimos: ‘¿Por qué no darle vida al galpón, que era la tornería de don Ángel Iglesias, poner el vivero ahí y estar junto a una cafetería, con una opción de almuerzo, con una carta acotada, pero con platos diferentes, con otros sabores, con langostinos o lo que sea?’”.

“Quienes vienen se pueden llevar una planta, una maceta, una bolsa de tierra, como en cualquier otro vivero. Pero, por ahí, con otro tipo de planta de otro tipo de calidad. Y lo mismo las macetas. Tal vez no hay tanta variedad, pero es algo diferente. También contamos con el servicio de paisajismo. Esa es la misma persona que atiende en el vivero, asesora y puede, fuera del horario de trabajo, hacer el servicio de paisajismo”, detalló Rodrigo.

“Nati”, por su parte, siempre ha tenido curiosidad por la gastronomía y ha encontrado en una propuesta de cafetería la respuesta apropiada a sus inquietudes. En este sentido le dijo a La Posta: “En mi familia, mi hermano es chef y estamos muy relacionados con la gastronomía. Siempre me gustó. Y es más: yo quería tener una cafetería con un vivero. Por eso fue que, cuando Rodrigo me dijo eso, quedó justo. Y no me animaba a un restaurante porque ya es algo más complicado. No sé si siempre fue un sueño que tuve, tener una cafetería. Yo soy administradora agropecuaria. Mantengo ese trabajo, pero ahora empezamos con esto”.

“La gente de Lincoln encuentra en nuestra carta café especialidad, pastelería y panadería casera, la panadería toda de masa madre, platos para almorzar que por ahí son diferentes de los que uno puede encontrar en otros lugares… Por ahí es corta la carta, pero de platos distintos, diferentes. Y eso es todo. Bebidas como en cualquier otro lugar, pero más que nada resaltamos el café especialidad”, remarcó.

EL ESPACIO. El trabajo de acondicionar el antiguo edificio no ha sido tarea sencilla y ha demandado prácticamente quince meses de obras.

“La remodelación nos llevó casi un año y medio. La casa no estaba tan mal. Sí las paredes, como todas las casas antiguas. Y tuvimos que tirar paredes, pero tratamos de mantener todo lo que pudimos de la casa original. Eso también lleva un trabajito porque lo tienen que hacer con mucha delicadeza. Y afuera sí estaba muy feo. Eso nos llevó bastante. El galpón también era un galpón al que, cuando entramos, pensamos que tenía piso de tierra. Y, limpiando y limpiando, vimos que tenía piso de ladrillo, así que eso nos llevó bastante. Pero tuvimos un equipo que trabajó de diez y estuvo en todos los detalles. Eso fue lo que logró que la casa quedara así”, explicó “Nati”.

En cuanto a la capacidad, resaltó: “Hoy, 70 comensales entran cómodos, y el objetivo es solo cafetería y restaurante. Estamos desde las 8:00 de la mañana hasta las 20:00. También tenemos un sector que puede ser usado para eventos, para alguna reunión de trabajo, algún cumpleaños. Es el salón de adelante, que se puede cerrar. Tenemos algún menú y algún plan para alguna ocasión de ese tipo”.

APUESTA. “Nati” consideró: “Es un desafío salir de la zona de confort”. “Eso es lo que a nosotros nos pasó: nos encontramos con un montón de cosas que por ahí no conocíamos y las fuimos resolviendo. Y todo eso te va dando satisfacciones. Después, cuando abrimos y la gente nos da tanto cariño, es como que valieron la pena el esfuerzo, y todo lo que tuvimos que aprender y sacrificar también”, subrayó.

Por su parte, Rodrigo recordó: “Trabajaba en el Banco Provincia. Un poquito en el banco de acá, estuve en el banco de Martínez de Hoz y también en varias sucursales. De acá para allá, como cajero o tesorero… Y fue un cambio rotundo de un banco, de estar encerrado, a un montón de horas al aire libre”.

Respecto de su experiencia en la botánica, indicó: “Siempre me involucré mucho en la parte, tanto del medio ambiente como de la naturaleza. Mi mamá tuvo muchas plantas en su momento. Entonces era como algo pendiente. Y decía que el día de mañana, cuando me jubilara, me iba a poner un vivero. Y llegó un momento en el que no me estaba haciendo bien el laburo y dije: ‘¿Por qué no hacer un cambio y salir de la zona de confort, de lo fijo, del ingreso estable, a lo desconocido?’. Era meterse en una inversión tan grande como esta para ver si funciona. Que, hasta el momento, viene funcionando. Pero fueron quince meses de obra en los que le metimos mucho. Desde dinero hasta horas de trabajo. Te demanda muchísimo tiempo. Ahora estamos como en la etapa final ya de la obra y la etapa de Cloe. Ya dejamos de decir ‘Voy a la obra’. Ahora es ‘Voy a Cloe’. Y a eso es como que todavía no lo podemos creer. Hasta ayer dije: ‘Voy a la obra’. Y ya no es la obra; ya es el café botánico”.

UN NOMBRE: CLOE. Un poco por gusto y otro por casualidad, el nombre ha caído como guiño del destino.

Sobre esto, “Nati” expresó: “Es un nombre que a mí siempre me gustó. Y, cuando surgió esto, buscamos el significado. Quiere decir ‘Diosa de la naturaleza, de la agricultura’. Pensamos que iba justo con lo que nosotros queremos representar. Y era el nombre que yo les quería poner a mis hijas, pero tuve tres varones. Y a Rodrigo le encantó también. O sea, era un nombre sin saber el significado. Y después, cuando vimos el significado, dijimos: ‘Bueno, es’. Es cortito, moderno. En el primer tiempo, en vez de decir ‘la obra’, decíamos en ‘La Casona’, pero ese ya es un nombre muy conocido para muchos lugares. Todo lo que es antiguo es ‘La Casona’. Y esto nos pareció como mucho más corto para todo el packaging, para las redes, y suena fuerte la consonante, la C. Y la C en el logo nos combina con todo”.

EL CONSEJO. Como todo emprendimiento, Cloe tiene mucho de apuesta, de arriesgar y de jugarse por un proyecto. Por eso Rodrigo dejó una recomendación para quienes permanecen en la duda y no se animan a dar el salto que su vida les está pidiendo. “Les digo que le metan para adelante, que tarde o temprano ese sueño se cumple. Más de una vez decís: ‘¿Dónde me metí? ¿Por qué solté lo que tenía? ¿Qué estoy haciendo?’. Pero la vida es una sola, y es posible arrepentirse por un cambio y no quedarse ahí pendiente, pensando si hubiera pasado, ‘Si hago esto o hago lo otro…’. Hay que meterle, que finalmente llega”, destacó.

CLOE

– Avenida 25 de Mayo 41, Lincoln, Argentina.

– Horario: de 8:00 a 20:00 horas.

– Sugerencia: ensalada Cloe y, de postre, torta Cloe.