“Límites y Ley de Hielo”
Hoy te quiero acompañar a que pensemos juntos qué relación tienen poner un límite, y quitar el amor y la mirada, la llamada “Ley de Hielo”. Ninguna; nada tiene que ver… pero es la que nos enseñaron. A comunicar los límites enojados. Y, en medio de ese enojo, autoritariamente y desbordados (nosotros, adultos), actuamos limitando la acción o lo que queremos impedir.
ESO NO ES ENSEÑAR; eso es impedir algo.
Nosotros, adultos, enojados, muchas veces les quitamos la mirada, nuestra presencia y la palabra. Esto, para ellos, es vivido como dejar de amarlos. Así lo sienten.
Así es como actuamos y así es como nos ven, con miedo. Y, por miedo a perder nuestro amor, hacen lo que les pedimos, es decir OBEDECEN, PERO NO PORQUE APRENDIERON LO QUE QUERÍAMOS ENSEÑAR O PORQUE HAYAN CONSTRUIDO E INCORPORADO EL LÍMITE, SINO POR TEMOR A QUE DEJEMOS DE AMARLOS. ¿Pero qué pasa si no estamos? ¿Qué hacen sin nuestra presencia? Entonces:
¿Pero por qué actuamos así?
En líneas generales, por ira, impotencia o frustración, ya que nos quedamos sin herramientas, sin palabras e información sobre cómo hacerlo. Y levantamos la voz, les gritamos (¡es decir, ejercemos la fuerza porque podemos!). Tenemos poder y fuerza frente a ellos.
Pero vengo a contarte que hay otras maneras, otras formas de vincularnos y de enseñarles.
Los límites y el amor están profundamente relacionados, y son la ÚNICA manera de comunicarlos si la intención es que los aprendan e incorporen sanamente.
Es difícil entenderlo así, ¡claro que sí!
¿Por qué? Porque NO nos enseñaron que los límites no tienen que ver con el amor y con el cuidado, sino más bien todo lo contrario.
Pero podemos hacerlo de otra manera. Podemos construirlos y vincularnos sanamente, desde el amor y la dignidad que nuestros hijos merecen y necesitan.
Escribime y te cuento más para acompañarte en un trabajo personalizado y exclusivo.
Por Cecilia Liberto, psicopedagoga especializada en crianza, primera infancia, adolescencia y neurociencia.