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“Música Del Interior” (MDI): Carlos Eduardo Orieta

Músico y compositor. Desde muy joven, abrazó con todo su corazón la geografía musical de su Santiago al que tanto amó y representó.

Provenía de grandes cultores del acervo folclórico de nuestra tierra, como los maestros Oscar Segundo y Roberto Armando Carrizo (sus tíos).

Integró la delegación santiagueña del primer Encuentro de Jóvenes Músicos, realizado en la Capital Federal en el estadio Luna Park (1971).

Fue miembro fundador del conjunto folclórico Los Fogoneros (1973), conjuntamente con Guillermo Orellana (tercera voz baja) y Ramón Horacio Aguilar (segunda voz). El nombre del conjunto fue elegido por Felipe Benicio Corpos, en ocasión de una guitarreada en un fogón con amigos.

El grupo fue uno de los pilares del programa radial “Alero Quichua Santiagueño”. Desde el comienzo de su formación, tanto en radio como en peñas y festivales que esta institución realizaba en toda nuestra provincia.

En 1981 representaron a Santiago del Estero en el Pre-Cosquín. En 1995 fueron coronados en el Festival Nacional de la Chacarera como el conjunto consagración.

Esta formación llegó a grabar dos CD, haciendo segunda voz.

Carlos Eduardo Orieta había nacido el 20 de agosto de 1955 y murió a los 42 años el 22 de junio de 1998.

Eduardo Manzur

LA CARLOS ORIETA (chacarera)

Letra: Eduardo Manzur.

Música: Marcelo Díaz.

El bombo de los sueños quedó muy lejos.

Legüero que enloquece cuando oscurece

llamando al fogonero

que fue el primero.

Creciste a la sombra de Sixto y Corpos,

y bajo el alero fuiste el primero

mimado de la copla

que el viento sopla.

Estribillo:

Vamos, Carlos Orieta,

que allí, en los montes,

la aja llora, herida,

por tu partida.

Vidalas que, dolidas, nunca te olvidan.

Curtido de talento, junto a don Guido

moldeabas universos de rima y versos

en cada chacarera

de esas caseras.

Respuesta no se encuentra, para tu suerte.

El tata Dios lo quiso y fue preciso

que viajes hacia el cielo

en un pañuelo.

Las noches son de hielo, querido amigo.

El vino no es más vino. En el camino

nos falta tu guitarra

oliendo a parras.

Por Germán Gastón Álvarez.