LITERARTE. Momento de lectura y reflexión
Al paso, la luna negra
Sentada en la ventana de lo invisible, pero real, miro a lo lejos y diviso una montaña de arena que se desvanece. Siento aroma a flores, pero desconozco de dónde viene. A veces me paro y atravieso, descalza, un río no tan profundo y frío. Se humedece mi ropa con la llovizna a la caída de la tarde. No siempre tengo algo para vestirme nuevamente. Paso noches desnuda y a la intemperie, porque el desvelo llama a la luna y ella se queda conmigo. Hay noches que son cálidas y agradables. Hay veces que es la noche la que me viste.
La tentación de volver a sentarme en la ventana le gana al deseo inmanente de permanecer en camino. Pero sigo.
No siempre estoy dispuesta a que el río se lleve mi ropa y quede desnuda. En esos tiempos tengo que esconderme en las grutas porque la luz manifiesta mi carencia. Pero casi siempre estoy desnuda y camino entre la gente. No todos se animan a verme, algunos se escandalizan, otros gritan espantados y furiosos. Algunos solo se tapan los ojos. Pocos sonríen y acompañan mi andar. Pero camino, porque muchas veces no hay grutas donde esconderme o tal vez… ya no quiera hacerlo.
Por Melisa Rodríguez.