Interés general

Rosquitas

Hoy presentamos una receta que es la dulzura hecha realidad, una que nos lleva directo a la infancia: son las rosquitas glaseadas. Son perfectas para el mate de la tarde o para el pícnic, a los niños les encantan y son hermosas a simple vista. Crujientes por dentro y con un azucarado tentador por fuera, estas rosquitas son exquisitas.

Cómo hacer el glaseado

Para esto vamos a necesitar 2 claras de huevo, 300 gramos de azúcar impalpable y media cucharada de jugo de limón. Batir las claras hasta generar una espuma. Entonces, agregar el jugo de limón y continuar batiendo. Ir incorporando el azúcar de a cucharadas, mientras se sigue mezclando para que se integre. Se llega al final cuando se siente que tiene textura como de leche condensada y ya estará lista para glasear. Atención acá, porque hay muchas formas de bañar las rosquitas. Puede hacerse con un almíbar y quedan muy bien, merengue, jarabe o, simplemente, azúcar común o impalpable.

Ingredientes para 30 rosquitas:

– 250 cc de leche;

– 250 cc de agua;

– 250 g de manteca pomada;

– 300 g de harina;

– 4 huevos medianos (más o menos);

– 20 g de azúcar;

– 6 g de sal;

– glaseado para decorar.

Preparación

Colocar la leche junto con el agua en una olla y llevar al fuego. Mientras hierve, agregar el azúcar, la sal y la manteca pomada. Mezclar y esperar que rompa hervor. Una vez que hierva la mezcla, incorporar toda la harina y revolver con una espátula para ir incorporando por completo. Poner el fuego bajo e ir controlando que no se queme. Apagar el fuego cuando se arme una masa uniforme que se separe de las paredes. Mover la mezcla a un recipiente limpio y mezclar con la ayuda de una batidora de mano o eléctrica. Incorporar un huevo y mezclar hasta unir la masa. Luego, repetir este proceso con cada uno de los huevos restantes. La masa final no tiene que ser líquida y tampoco muy dura. Rellenar una manga para decoración con la mezcla y realizar aros de 5 centímetros sobre una fuente con papel de horno enmantecado. Llevar al horno precalentado al máximo hasta dorar, y luego bajar la temperatura y dejar cocinando por 15 minutos más. Enfriar por completo las rosquitas, para luego decorar cada una con glaseado o, simplemente, espolvorearlas con azúcar. Por último, llevar las rosquitas bañadas a un horno caliente pero apagado y dejar ahí durante 5 minutos o, simplemente, dejar que se endurezcan a temperatura ambiente durante 30 minutos.