Pollo a la plancha
Hoy nos pusimos combativos y dijimos: “¡Basta de decir que no se puede!”. Acá tenemos data ultrasecreta sobre cómo hacer el mejor pollo a la plancha, desde cómo sazonar la pechuga para que quede increíble hasta cómo hacer para que quede jugosa y, así y todo, siga siendo saludable.
Sobre el pollo a la plancha
La técnica de la plancha permite que las pechugas de pollo se cocinen de manera uniforme, lo que deriva en una carne jugosa y tierna. Al aplicar calor directamente sobre la superficie de la plancha caliente, se crea una costra dorada en el exterior, mientras que el interior se mantiene suave y tierno.
Ingredientes:
– 2 pechugas de pollo sin hueso ni piel;
– sal y pimienta (a gusto);
– aceite de oliva (opcional, para untar la plancha).
Preparación
Calentar una plancha o sartén antiadherente a fuego medio-alto. Opcionalmente, untar ligeramente la superficie de la plancha con un poco de aceite de oliva para evitar que el pollo se pegue. Lavar las pechugas de pollo bajo agua fría y secarlas con papel absorbente. Sazonar ambos lados de las pechugas con sal y pimienta, a gusto. Colocar las pechugas de pollo en la plancha caliente. Cocinar cada lado entre 6 y 8 minutos, volteándolas una vez a la mitad del tiempo de cocción. Asegurarse de que el pollo esté completamente cocido y alcance una temperatura interna de, al menos, 75°. Una vez que el pollo esté cocido, retirar de la plancha y dejar reposar durante unos minutos antes de cortarlo o servirlo. Esto permitirá que los jugos se distribuyan dentro de la carne, manteniéndola jugosa y sabrosa. Cortar las pechugas de pollo en rodajas o servirlas enteras. Acompañarlas con la guarnición de preferencia.