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El tribunal que sentenció a Fernández consideró que las facturas apócrifas contenían “burdas falsedades”

JUICIO. Hoy se cumple una semana de la lectura del fallo que condenó al ex jefe comunal y actual precandidato a intendente de Lincoln, a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Las razones por las cuales fue hallado culpable muestran las maniobras de los delitos que, en este caso, fueron descubiertos.

Al cumplirse una semana del fallo que por primera vez condenó a un ex intendente de Lincoln a prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, todavía resuenan las repercusiones de un veredicto histórico y lamentable para el pueblo de Lincoln. 

En el marco de la lectura de la sentencia dictada por el tribunal, a cargo de la jueza Karina Piegari, los magistrados trataron de “burdas” las maniobras utilizadas por los imputados para hacerse con el dinero del pueblo.

“En una apretada síntesis puede afirmarse que ha quedado claro que, como advirtiera primigeniamente el Honorable Tribunal de Cuentas, funcionarios de Municipio de Lincoln han realizado una serie de maniobras a través de las cuales lograron que egresaran, sin justificación real alguna, una importante cantidad de fondos de las arcas públicas. Esas maniobras consistieron en la formación de falsos expedientes de adquisición de bienes y contratación de servicios por parte del Municipio”, según leyó Piegari. 

En tal sentido, detalló: “Los falsos expedientes en cuestión se conformaron con facturas apócrifas de proveedores municipales inexistentes con excepción de un solo caso, pero en todas las operaciones, sin excepción se respaldaron con facturas apócrifas conteniendo numerosas y burdas falsedades. Errores en la consignación de las respectivas CUIT; combinación y mezcla de datos tributarios y comerciales de diferentes personas, tanto físicas como jurídicas; tipos de facturas incompatibles con la calidad del proveedor, entre otras”. 

LOS PROVEEDORES. A continuación, Piegari detalló: “Ya no se anidan dudas de que la señora Silvia Capettini es una mujer domiciliada en Río Cuarto, Córdoba, y se dedica a la venta minorista de alimentos, bombonería, kiosco y despensa, en tal carácter ha sido inscripta en los organismos recaudadores; que los bienes muebles que comercializaba, jamás tuvieron que ver con materiales de construcción”. 

“‘Cummotors’ S.R.L. es una firma ubicada en Pergamino, que tampoco realizó jamás, alguna transacción comercial con la Municipalidad de Lincoln, ni se dedica a la venta de artefactos de iluminación, sino a la venta de autopartes. No tiene relación con la firma ‘Electrocar’ S.A. sin que ambas firman compartieran, ni la CUIT, ni el domicilio fiscal, ni el comercial, como se desprende de las facturas falsas”, agregó.

También mencionó que “el señor Alejandro Verna es el titular de la firma ‘High Quality’, con domicilio en CABA, y tampoco tuvo jamás vínculo comercial alguno con el Municipio de Lincoln, siendo además su objeto la comercialización de dispositivos electrónicos, y en la actualidad, de recuperación de datos, pero nunca, la provisión de sistemas de aire comprimido de grado médico o uso sanitario y su refacción”. 

En esa línea, continuó: “Juan Carlos Oliva es un ciudadano domiciliado en la provincia de Córdoba que se dedicó al rubro panadería en su lugar de residencia, a quien mucho antes que se produjeran las pretendidas transacciones comerciales con la Municipalidad linqueña, ya se había dado de baja la CUIT por no haberse reempadronado oportunamente. Además, para dicha época, ya se encontraba acogido al beneficio jubilatorio. En razón de ello, jamás podría haber emitido válidamente factura alguna en favor de la Municipalidad de Lincoln”.

“‘Corralón Ameghino’ es la empresa perteneciente a Raúl Santos Ramos, con domicilio en la ciudad de Florentino Ameghino. Dicha empresa nunca proveyó al Municipio de Lincoln, de materiales para la construcción, tampoco tiene relación alguna con el corralón ‘Ame’, que figura con su misma CUIT en la factura hallada en el expediente municipal, y fundamentalmente, en su carácter de Responsable Inscripto respecto del IVA, nunca podía emitir válidamente una factura del tipo ‘C’”, añadió Piegari en su lectura.

El último mencionado fue “Juan Carlos Ezeiza que, a diferencia de los demás comerciantes aludidos, es el único tercero involucrado, que en algún momento fue proveedor del Municipio de Lincoln, a quien brindó servicio de arreglo de vehículos. Sin embargo, al momento de la operación cuestionada, ya no se encontraba inscripto frente a la AFIP, razón por la cual, ya no podía emitir ningún tipo de factura”. 

“A esta altura tampoco se encuentra discutido que ninguno de los falsos proveedores mencionados hubiera recibido alguna vez, los cheques con los cuales las autoridades municipales alegaron haber cancelado esas inexistentes operaciones. Además, en todos los casos, los cartulares (cheques) respectivos han sido endosados engañosamente mediante la falsificación de la firma de esos proveedores inexistentes, en favor de determinadas autoridades municipales que finalmente se hicieron de los fondos que egresaron de tal manera del erario público”, sostuvo Piegari.