Economía Social, un desafío del Trabajo Social
Desde los inicios de la profesión, el Trabajo Social, estuvo impregnado con la perspectiva en la que ha primado la noción de incisión entre lo económico y lo social. Como si el bienestar social de las personas, estuviera escindido del aspecto económico. A partir de la inserción profesional de los trabajadores sociales, hay un reconocimiento generalizado de la necesidad de contar con herramientas concretas para la intervención en las áreas económicas, ya que, por ejemplo, para el diseño de programas y proyectos, se requiere el manejo de costos, presupuestos, proyecciones, etc. En este contexto, a partir de tareas de intervención y de investigación realizadas en torno a la temática planteada, podemos afirmar que existe un espacio específico que requiere y permite la vinculación entre el trabajo social y la economía. Es la denominada Economía Social, que en los últimos tiempos se ha convertido en una herramienta de contención para las poblaciones excluidas del mercado formal de trabajo. Y es aquí donde se considera la existencia de un espacio específico para la articulación entre las áreas económica y social, de un abordaje transdisciplinario que supere las fronteras de las profesiones y trascienda con un abordaje integral de las temáticas
El surgimiento de experiencias asociativas, cooperativas y comunitarias en la Argentina y en América Latina es, sin dudas, un signo de época que se corresponde con la crisis y desestructuración de los mecanismos de protección social que provocaron décadas de neoliberalismo: el desmantelamiento del Estado y el debilitamiento de la sociedad salarial. Sin embargo, el extraordinario proceso de movilización social y participación política que sucedió a partir de estas consecuencias no puede ser comprendido sólo como un conjunto de actos reflejos de los cambios en la estructura estatal y en las condiciones socioeconómicas de la población. Por el contrario, es posible reconocer una larga tradición de organización comunitaria en espacios microsociales que se expresan con nuevos formatos en la etapa actual y forman parte de procesos de movilización más amplios. Incluso es posible comprender la recuperación del rol del estado y de los niveles de empleo y salario como parte de la acción social y política de estos grupos, movimientos y organizaciones.
El desafío es conocer la compleja trama social que construyen los sectores populares en este contexto para contribuir desde el Trabajo Social a su fortalecimiento y consolidación como actores con capacidad de gestión institucional, autonomía política e incidencia en las políticas públicas.
Nos acercamos a dos conceptos: Economía deshumanizante y economía social.
– Economía deshumanizante: Se entiende por aquellas personas que generan desigualdades, exclusiones sociales, pobreza, estancamiento y quiebre en el sistema financiero.
– Economía Social: Se reconoce a la economía social a partir del reconocimiento de actores y procesos que se expresan en escenarios microsociales (familiares, vecinales, comunitarios). Para ello se ha tenido en cuenta diferentes atributos y denominaciones que caracterizan a estas experiencias económicas (sociales, solidarias, populares). Esta definición reconoce a las organizaciones comunitarias como formas económicas que combinan formas de trabajo asociativo con satisfacción de necesidades humanas. El contexto que delimita en donde se reconocen estas prácticas sociales y económicas en el escenario urbano y en particular los procesos de segregación social y espacial. En estos contextos se configuran comunidades (suburbanas y enclaves urbanos) en donde se desarrollan potentes procesos de cooperación y ayuda mutua.
Surge el desarrollo de diversas experiencias asociativas, en particular en nuestro país y la región: cooperativas, mutuales, sociedades de fomento, bibliotecas populares y diversas formas de asociación y organización comunitaria. Estas experiencias que surgen en el marco de los procesos de industrialización y urbanización (modernidad) encuentran puntos de correspondencia por un lado, con tradiciones asociativas de larga trayectoria de los sectores populares y por otra parte con nuevas formas de organización comunitaria que surgen en contextos de crisis e inseguridad social: comedores comunitarios, asentamientos, emprendimientos productivos.
Fuentes:
• Policitas Sociales del Bicentenario. Un modela Nacional y Porpular-Tomo II-Glosario. MDS-2010
• Cooperativismo, Trabajo social y experiencias asociativas. UBA-2016.
ROMINA RODRIGUEZ
Lic. en Servicio Social/Especialista en salud social y comunitaria.