La educación en Derechos Humanos en las aulas de la formación superior
El 16 de agosto, los/as estudiantes de primer año de la tecnicatura en Psicopedagogía estuvieron dialogando con un grupo de personas pertenecientes a la Asociación “Linqueños por los Derechos Humanos”, siendo ésta una agrupación horizontal, solidaria, participativa, constitutiva desde la pluralidad política, social y cultural, que tiene como objetivos la protección, la observación, la divulgación y la defensa de los Derechos Humanos, y la recuperación de la memoria colectiva.
Se formó en la ciudad de Lincoln el 18 de enero del año 2013, movilizados desde el compromiso social y la convicción del valor de la acción colectiva por sobre la individual. Considerando que el derecho a la vida, el derecho a la igualdad y el derecho a la libertad constituyen el marco para la protección de los demás derechos, su propuesta es luchar por lograr la equidad y el ejercicio pleno de los Derechos Humanos (DDHH).
Estuvieron presentes en la charla Alberto Ghiorzi, Omar Venero, Cristina Vergagni y Paula García.
“La educación es un acto de amor; por lo tanto, de valor.
No puede temer al debate el análisis de la realidad;
no puede huir de la discusión creadora” (Freire, Paulo).
La referencia a temas de educación en Derechos Humanos en la formación superior es un suceso reciente. Sin embargo, la comunidad internacional, desde hace décadas, trabaja en la temática, aunque haciendo hincapié en otros niveles educativos.
A modo de ejemplo puede citarse una de las recomendaciones que sirvieron de fundamentos para la aprobación del Plan Mundial de Acción para la Educación en Pro de los Derechos Humanos y la Democracia: la Recomendación sobre la Educación para la Comprensión, la Cooperación y la Paz Internacionales y la Educación relativa a los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (ONU, 1974).
Otros documentos de protección internacional de los Derechos Humanos, vinculantes y no vinculantes para los Estados miembros de la ONU (declaraciones, tratados, convenciones, conferencias, congresos, recomendaciones, evaluaciones, informes y planes de acción, entre otros) también hacen hincapié en la importancia de la Educación en Derechos Humanos, pues consideran que la educación, la capacitación y la información pública en materia de derechos humanos son indispensables para establecer y promover relaciones estables y armoniosas entre las comunidades y para fomentar la comprensión mutua, la tolerancia y la paz (ONU, 1993).
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (en su Artículo 26, Inciso 2) señala: “La educación tendrá por objeto al pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las Naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz” (ONU, 1948).
Así, la comunidad internacional reconoce que la incorporación curricular de la Educación en Derechos Humanos es una forma de promover la presencia de los Derechos Humanos en la cultura, porque educar en Derechos Humanos “puede contribuir a la disminución de las violaciones de derechos humanos y a la creación de sociedades libres, justas y pacíficas”.
Los integrantes que estuvieron presentes hicieron referencia, entre otras informaciones documentadas en el libro “8 Robles: Reto a la desmemoria: Historias de militantes linqueños” (Silvia Basáñez, Cristina Vergagni, María Isabel Vergagni, Omar Venero, Graciela Villareal y Estela Salerno, compilado por Paulo García – primera edición – La Plata: Tazio De Tomaso, 2017), a las palabras de Félix Pablo Crous, fiscal de la Procuración General de la nación en el Ministerio Público, que se citan a continuación: “Todos somos habitantes de una época, y no puede explicarse una vida sin ese contexto. Es un desafío grande y estimulante tratar de comprender, desde los tiempos que corren, la génesis de aquellas decisiones de extrañamiento individual para fundirse en un ‘nosotros’ que subordinó todo al sueño de un destino de dignidad colectiva (…). Alivia saber que una comunidad puede sobreponerse al mandato del olvido impuesto por el terror y, saltando el muro de la tragedia, elevar la vida, y no la muerte de las víctimas. Privar a los verdugos del derecho de determinar la identidad de las víctimas condenadas a tal condición por imperio de su crimen, para restituirlos en la intensidad de sus existencias. ¿Por qué vivieron? Porque vivieron tienen mucho para decirnos”.
¡Muchas gracias a Alberto, Omar, Cristina, Paula y a todos/as los/as que lo hicieron posible! ¡Por más MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA!
Por el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N° 14.